Devocional Cielos Abiertos

PÍLDORA DE REFLEXIÓN

Devocional de los Cielos Abiertos, Sábado 24 de Julio de 2021: Cuando Viene el Avivamiento II

Como dice nuestro devocional de hoy, es a través del arrepentimiento verdadero, que podemos llegar a experimentar la renovación de nuestra vida de santidad, un incremento espiritual en nuestras vidas, es decir, un avivamiento. Y sin arrepentimiento, no hay avivamiento.

Pero aquí no estamos hablando de aquellos que aún no han tenido un encuentro con Cristo y cuando lo tienen, y entran a la luz del Señor, entienden su pecado y se arrepienten, esto no es un avivamiento, sino el milagro de la conversión.

El avivamiento o renovación de una vida de santidad, se da en aquellos que ya tienen o han tenido una relación íntima y personal con Jesús. Seguro que alguna vez hemos escuchado, o nosotros mismos hemos declarado algo así como «Señor que venga tu avivamiento, para que todas esas almas te conozcan…» Esto es un error, porque según nos dice la palabra en Salmos 51, el avivamiento es para los Cristianos.

Si como Cristiano piensas que ya pasaste por el proceso de arrepentimiento cuando aceptaste a Cristo en tu vida, y que ahora ya no tienes nada de qué arrepentirte porque Cristo te salvó, esta forma de pensar te llevará derecho al infierno.

Cada mañana, cada día necesitamos tener un corazón moldeable, que sepa aceptar la corrección, que sea rápido en perdonar, que se arrepienta delante de Dios por cualquier acto en Su contra consciente o inconscientemente, un corazón arrepentido, para que así podamos experimentar el avivamiento, la restauración, la renovación, el crecimiento espiritual, el poder de Cristo obrando en nosotros y a través nosotros, Su dirección y Su consejo a través de Su Espíritu Santo, y en definitiva el incomparable amor de Dios, en nuestras vidas.

10 Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio
    y renueva un espíritu fiel dentro de mí.
11 No me expulses de tu presencia
    y no me quites tu Espíritu Santo.
12 Restaura en mí la alegría de tu salvación
    y haz que esté dispuesto a obedecerte.

Salmos 51:10 - 12