Devocional Cielos Abiertos

CUANDO VIENE EL AVIVAMIENTO II

Memoriza:“Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, Y renueva un espíritu recto dentro de mí.” Salmos 51:10

Lee: Salmos 51:1 – 3

Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia;
Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones.

Lávame más y más de mi maldad,
Y límpiame de mi pecado.

Porque yo reconozco mis rebeliones,
Y mi pecado está siempre delante de mí.

BIBLIA EN UN AÑO: Salmos 72 – 74

MENSAJE

Hoy, quiero que evalúes tu vida: ¿hay algo que hayas hecho que pueda hacer que acabes en el infierno? Hoy, es el día del arrepentimiento y la restauración. Un hombre de Dios dijo “Cuando viene el avivamiento verdadero, todos, incluidos los pastores, tienen una o dos cosas de las que arrepentirse”. El avivamiento no es el obrar milagros; es un incremento del interés espiritual o renovación de una vida de santidad, en completa obediencia a la palabra de Dios.

El primer paso para experimentar un avivamiento es darse cuenta de que uno ha pecado y a caído fuera de las expectativas de Dios, de acuerdo con Romanos 3:23. Las oraciones fervientes de arrepentimiento deben por lo tanto, preceder al avivamiento. En Salmos 51 leemos a David orando fervientemente por avivamiento y restauración después de haber pecado en contra de Dios. Esto es lo que muchos que se hacen llamar Cristianos nacidos de nuevo, particularmente aquellos que se consideran a sí mismos bastante viejos en la fe, a menudo, no tienen en cuenta. Son como el fariseo que fue al templo para mostrar su superioridad ante el publicano en Lucas 18:10 – 14. Si alguna vez te has dado cuenta de que has caído fuera de la aprobación de Dios y Su favor, pon a un lado tu ego y humíllate ante Aquel que puede perdonar y olvidar. La Biblia dice n 1 Juan 2:1 – 2;

Cristo, nuestro abogado

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. Y él es la propiciación por nuestros pecados; y no solamente por los nuestros, sino también por los de todo el mundo.

Lo que el Señor nos está diciendo en este pasaje es que un hijo de Dios debe de estar libre de pecado, de acuerdo con 1 Juan 3:8 – 9 que dice;

El que practica el pecado es del diablo; porque el diablo peca desde el principio. Para esto apareció el Hijo de Dios, para deshacer las obras del diablo. Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado, porque la simiente de Dios permanece en él; y no puede pecar, porque es nacido de Dios.

Sin embargo, si alguno cae en pecado, esa persona debe de clamar a Dios rápidamente en arrepentimiento, por avivamiento y restauración. La persona debe entonces de tener fe en la palabra de Dios y en la sangre de Jesucristo para que sea limpiado. Declara la sangre de Jesús sobre tu vida y decide no volver a pecar.

LLAMADA A LA ACCIÓN: Revisa tu vida y mira si hay algo que hayas hecho contrario a la palabra de Dios. Confiésalo a Dios y deja que Él restaure tu posición como Su hijo.