Devocional Cielos Abiertos

APRENDE DE TUS COMPAÑEROS

Memoriza: « Por lo cual, animaos unos a otros, y edificaos unos a otros, así como lo hacéis.»1 Tesalonicenses 5:11

Lee: Colosenses 3:16

16 La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría, cantando con gracia en vuestros corazones al Señor con salmos e himnos y cánticos espirituales.

BIBLIA EN UN AÑO: Salmos 65 – 67

MENSAJE

Hay personas que parecen que son tus compañeros, pero muchos de ellos puede que sepan mucho más de lo que tu sabes. Así pues, siempre que descubras a ese tipo de personas, sométete a aprender de ellos. Y cuando empieces a aplicar las lecciones que has aprendido, serán muy beneficiosas para ti.

Por ejemplo, si te das cuenta de que uno de tus compañeros parece que tiene don de gentes, y esto le da cierta ventaja frente a los demás, considera a esa persona como un caso de estudio en cuanto a cómo tener don de gentes. Empieza a estudiar a la persona más de cerca para que puedas ganar consejos en cuanto a cómo llevarse bien con la gente. Cuando necesites que esta persona te explique algo sobre cómo se relaciona con las personas, deja tu orgullo a un lado y pregunta. Una vez que notas algo en lo que otra persona es mejor que tú, no importa si la persona es tu igual en el trabajo o incluso está por debajo de ti – aprender de ella. La Biblia no solo anima a los mayores a enseñar a los más jóvenes, también anima a que nos enseñemos los unos a los otros, e incluso puedes aprender de personas más jóvenes que tu. Solo asegúrate de que lo que aprendes está en línea con la palabra de Dios. Nuestra lectura Bíblica de hoy nos ordena que permitamos que la palabra de Dios abunde en nosotros con el propósito de enseñarnos y amonestarnos los unos a los otros.

Aprendí como orar – no de mi Padre en el Señor, ni de alguno de mis profesores de la Biblia en aquel entonces, sino de un hermano en la Iglesia. Yo quería orar por largas horas, pero siempre que empezaba a orar, después de 5 o 10 minutos, ya no tenía nada más que decir. Me di cuenta de que este hermano solía orar por mucho rato, así que decidí ponerme siempre cerca de él cuando estaba orando. Me di cuenta de que para una hora de oración, por ejemplo, este hermano primero alababa a Dios por 50 o 55 minutos, y después de eso hacía su petición en 5 o 10 minutos. Cuando aprendí esto, también empecé a practicarlo, y hasta el día de hoy, ese es el formato que uso en mis oraciones. Lo que aprendes de esa persona que quizás consideras tu igual o incluso más joven que tú, puede ser una de tus mayores fortalezas en el futuro.

LLAMADA A LA ACCIÓN: Enumera las cosas que sabes que uno o dos personas a tu alrededor hacen mejor que tu y empieza a aprender de ellos.