Memoriza: «Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. Y luego el Espíritu le impulsó al desierto.» Marcos 1:11 – 12
Lee: Juan 6:5 – 13
5 Cuando alzó Jesús los ojos, y vio que había venido a él gran multitud, dijo a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que coman estos? 6 Pero esto decía para probarle; porque él sabía lo que había de hacer. 7 Felipe le respondió: Doscientos denarios de pan no bastarían para que cada uno de ellos tomase un poco. 8 Uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo: 9 Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; mas ¿qué es esto para tantos? 10 Entonces Jesús dijo: Haced recostar la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar; y se recostaron como en número de cinco mil varones. 11 Y tomó Jesús aquellos panes, y habiendo dado gracias, los repartió entre los discípulos, y los discípulos entre los que estaban recostados; asimismo de los peces, cuanto querían. 12 Y cuando se hubieron saciado, dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que sobraron, para que no se pierda nada. 13 Recogieron, pues, y llenaron doce cestas de pedazos, que de los cinco panes de cebada sobraron a los que habían comido.
BIBLIA EN UN AÑO: 2 Reyes 11 – 14
MENSAJE
El chico en la lectura Bíblica de hoy, que dio su comida a Jesucristo no fue mencionado por su nombre. Uno esperaría que un chico como este, que tenía la humildad suficiente como para compartir su comida, y a través del cual, más de 5000 personas fueron milagrosamente alimentadas, habría sido mencionado por su nombre en la Biblia, pero las Escrituras no mencionan nada sobre su nombre. No solo él; muchas de las vasijas de honra en la Biblia no fueron nombradas por su nombre. Por ejemplo, el chica esclava en 2 Reyes 5:1 – 3, quien trajo la salvación a Siria, no fue nombrada por su nombre. Esto nos dice, que la obra de Dios no es un concurso de popularidad. No tienes que ser popular para ser relevante y de gran utilidad para el Reino de Dios. Cuando veo a personas sufriendo por ser vistas y reconocidas públicamente, mientras hacen la obra de Dios, me pregunto si ellos entienden la naturaleza de la tarea a la que han sido llamados. Por eso en Marcos 1:45, cuando el leproso a quien Jesús sanó fue por ahi contándole a todo el mundo sobre su milagro de sanidad, Jesús no pudo entrar en la ciudad sin esconderse de nuevo. Jesús sabía que el foco de atención le distraería de la obra real que Él tenía que hacer, así que se quedó en el desierto para llevar a cabo Su tarea.
Cuando lees Marcos 1:10 – 13, ves uno de los peligros de ser reconocido públicamente. En el momento en el que Dios presumió de Jesucristo cara al público, Satanás lo escuchó y una serie de pruebas y tentaciones empezaron a perseguir a Jesús de inmediato. En 1 Samuel 13:14, Samuel anunció que Dios había encontrado a un hombre conforme a Su corazón para reemplazar a Saúl. Satanás, al escuchar esto, inmediatamente empezó a buscar a ese hombre para saber quien era. En 1 Samuel 16:11, cuando Samuel dijo que nadie se sentaría hasta que David llegara para ser ungido, Satanás sabía que era David, has í que desató a Goliat y quedó muy claro que David era amado y escogido por Dios, así que el diablo levantó a Saúl en contra de él y una serie de pruebas empezaron en contra de David durante las cuales, él decidió esconderse en las cuevas. En el momento en el que eres proclamado en público, el diablo te marca para probarte. Se sabio, uno de los puntos de oración en las oraciones de Señor es, «No nos dejes caer en la tentación».
No te preocupes por el reconocimiento público. Simplemente enfrenta la obra que Dios quiere que hagas, no busques ser el centro de atención.
PUNTO CLAVE: Se el centro de atención atrae la atención del diablo; aléjate de ello todo lo que puedas.