Memoriza: «Y si me fuere y os preparare lugar, vendré otra vez, y os tomaré a mí mismo, para que donde yo estoy, vosotros también estéis.» Juan 14:3
Lee: Juan 20:1 – 9
La resurrección
20 El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. 2 Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto. 3 Y salieron Pedro y el otro discípulo, y fueron al sepulcro. 4 Corrían los dos juntos; pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro, y llegó primero al sepulcro. 5 Y bajándose a mirar, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. 6 Luego llegó Simón Pedro tras él, y entró en el sepulcro, y vio los lienzos puestos allí, 7 y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. 8 Entonces entró también el otro discípulo, que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó. 9 Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.
BIBLIA EN UN AÑO: Lucas 16:1 – 31; 1 Samuel 22 – 24
MENSAJE
Cuando Jesús fue crucificado, el diablo debió de sentirse feliz pensando que había ganado la batalla. Al tercer día, sin embargo, Jesús se levantó de la muerte y Él está vivo por siempre. Una cosa que amo mucho sobre la resurrección de Jesús y la ascensión al Cielo, es que el Espíritu Santo fue enviado a nosotros. Si me conoces bien, sabrás que amo al Espíritu Santo. Sin Él, un Cristiano no tiene poder. El Espíritu Santo también revela nos revela secretos. Además, Él nos da poder para hacer milagros, así como lo hizo Jesús durante Su ministerio en la tierra.
La resurrección de Jesús también le hizo ganar un sitio a la derecha del Padre (Romanos 8:34) donde Él intercede en nuestro nombre en todo momento. Por lo tanto, un creyente que se ha alejado de Dios puede volver al trono de gracia para obtener misericordia, no importa lo lejos que haya ido. Otra buena cosa sobre la resurrección de Jesús es la seguridad de un lugar en el Cielo. Todo creyente que hace la voluntad de Dios tendrá una mansión en el Cielo (Juan 14:3).
REFLEXIÓN: ¿Tu actual estilo de vida te hará apto para una mansión en el Cielo si el arrebatamiento tiene lugar hoy?