Estudio Biblico

LA TRISTEZA DEL APÓSTATA – PARTE 3

INTRODUCCIÓN

En la segunda parte de esta serie, hemos descubierto que la apostasia no es simplemente dejar de seguir a Jesucristo. Cambiar una decisión Cristiana, aceptar el pecado, recordar glorias pasadas, dejar de luchar, no progresar, perder el entusiasmo y fallar en hacer discípulos, son todo casos de apostasia. También hemos descubierto que las causas de la apostasia incluyen la decepción causada por otros Cristianos supuestamente más maduros, engaños satánicos, orgullo por nuestros logros, asociarse con malvados, el acomodarse en el éxito mundano, un liderazgo espiritual erróneo y las pruebas que son muy difíciles de soportar. Que el Señor avive nuestro entendimiento a medida que estudiamos a Sus pies en el nombre de Jesús. Amén.

LAS TRISTEZAS DEL APÓSTATA SON MUCHAS Y VARIADAS

Un apóstata tiene muchos problemas con los que lidiar. Algunos de estos problemas son:

  • Un profundo sentimiento de vacío.
  • Una soledad severa
  • Miseria
  • Ansiedad
  • Pobreza espiritual y física
  • Enfermedad
  • No es capaz de acercarse a Dios
  • No es capaz de testificar por causa de la culpabilidad de conciencia.

Esto es así porque cuando un apóstata pierde el único verdadero amigo en el mundo, pronto se da cuenta de que no hay sustituto para Cristo en ninguna parte.

Salmos 22:1, Isaías 59:1-2; Salmos 142:4; Lucas 15:16; Proverbios  14:15; Romanos 2:9; Salmos  51:8, 12; Isaías 59:8; Amos 8:11; Jeremías 5:4:Deuteronomio  28:15-58; Salmos 51:11; 51:12-15.

ES MEJOR PREVENIR QUE CURAR

Si eres un apóstata y quieres una restauración completa, tienes que primeramente analizar donde te equivocaste, arrepentirte y restituir tus caminos. Entonces puedes empezar de nuevo. Pero verdaderamente, es mejor no apostatar nunca. Para prevenir la apostasia, debes de querer perder tu vida para poder encontrarla. Los pasos que tienes que tomar con constancia, incluyen:

  • Hacer morir a la carne
  • Crucificar tus afecciones
  • Consagrar todo lo que consideras como ganancia
  • Separarte de las ataduras del mundo
  • Vivir una vida de absoluta sumisión.
Ezequiel 18:31; Rev. 2:5; Juan  3:30; Mateo 10:39; II Corintios 4:11; Galatas 2;20; Juan 12:24; Romanos 8:13; Filipenses 3:7-8, Lucas 14:26; Romanos 12:1; Hechos 1:8.