¿Sabías que muchos creyentes han estado adorando ídolos sin saberlo? Si, la manera en la que vamos buscando cosas materiales puede de hecho, hacernos adoradores de ídolos. Mira cómo funciona.
Las bendiciones materiales aquí incluyen, buena salud, buen trabajo, dinero (riquezas), un buen marido, una buena esposa, buenos hijos, un buen matrimonio y una buena familia, promociones y buenas posiciones, coches, casas, y todas las cosas buenas de esta vida física, los cuales necesitamos para cumplir el propósito de Dios para nuestras vidas.
Estas cosas son buenas y deseables, y de hecho, es la voluntad de Dios que las tengamos. Pero entonces, ¿son estas las cosas por las que debemos estar preocupados? ¿Son estas las cosas en las que tenemos que enfocar toda nuestra atención?
Cuando este tipo de cosas se convierten en nuestro enfoque principal, dejan de ser buenas, ¿Por qué? Porque se han convertido en ídolos para nosotros. Los “ídolos” en el corazón son cosas que hemos permitido que desplacen a Dios en nuestros corazones, cosas que se han adueñado de la primera posición en nuestros corazones, cosas que hemos hecho nuestro propósito principal.
Dios, y complacer a Dios, deben de ser nuestro principal propósito. A medida que le complacemos, Él nos da estas cosas materiales para nosotros, sin esfuerzo. Son estas cosas materiales, las cosas por las cuales mucha gente han estado corriendo de un lado para el otro en busca de ellas, orando por ellas, ayunando por ellas, bebiendo aceite de unción por ellas, y afligiendo sus almas y sus cuerpos por ellas. Cuando hacemos eso, ¡estamos adorando a ídolos en nuestros corazones! Por eso muchos de los que buscan estas cosas, nunca las encuentran, porque Dios no te pidió que buscaras estas cosas. Debemos buscar el fundamento espiritual de Dios, primeramente, entonces Dios añadirá esas cosas a nuestras vidas. No adoremos ídolos nunca más.
Además, cuando hacemos de estas cosas materiales, nuestro propósito principal, estas cosas desplazan a Dios de nuestros corazones. Entonces, quizás, además de perder las cosas materiales que estamos buscando, también perdamos a Dios. Eso es lo que ya le ha pasado a muchos Cristianos. ¡Han perdido tanto a Dios como a las cosas materiales que están buscando!
¿Eres tú una de esas personas? Pídele a Dios que te muestre tu verdadero estado. Después arrepiéntete si es necesario y empieza a hacer las cosas de la manera correcta.