MEMORIZA: «Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.» 1 SAMUEL 30:6
LEE: NÚMEROS 11:4 – 17
4 Y la gente extranjera que se mezcló con ellos tuvo un vivo deseo, y los hijos de Israel también volvieron a llorar y dijeron: ¡Quién nos diera a comer carne! 5 Nos acordamos del pescado que comíamos en Egipto de balde, de los pepinos, los melones, los puerros, las cebollas y los ajos; 6 y ahora nuestra alma se seca; pues nada sino este maná ven nuestros ojos.
7 Y era el maná como semilla de culantro, y su color como color de bedelio. 8 El pueblo se esparcía y lo recogía, y lo molía en molinos o lo majaba en morteros, y lo cocía en caldera o hacía de él tortas; su sabor era como sabor de aceite nuevo. 9 Y cuando descendía el rocío sobre el campamento de noche, el maná descendía sobre él.
10 Y oyó Moisés al pueblo, que lloraba por sus familias, cada uno a la puerta de su tienda; y la ira de Jehová se encendió en gran manera; también le pareció mal a Moisés. 11 Y dijo Moisés a Jehová: ¿Por qué has hecho mal a tu siervo? ¿y por qué no he hallado gracia en tus ojos, que has puesto la carga de todo este pueblo sobre mí? 12 ¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Lo engendré yo, para que me digas: Llévalo en tu seno, como lleva la que cría al que mama, a la tierra de la cual juraste a sus padres? 13 ¿De dónde conseguiré yo carne para dar a todo este pueblo? Porque lloran a mí, diciendo: Danos carne que comamos. 14 No puedo yo solo soportar a todo este pueblo, que me es pesado en demasía. 15 Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.
16 Entonces Jehová dijo a Moisés: Reúneme setenta varones de los ancianos de Israel, que tú sabes que son ancianos del pueblo y sus principales; y tráelos a la puerta del tabernáculo de reunión, y esperen allí contigo. 17 Y yo descenderé y hablaré allí contigo, y tomaré del espíritu que está en ti, y pondré en ellos; y llevarán contigo la carga del pueblo, y no la llevarás tú solo.
BIBLIA EN UN AÑO: JEREMÍAS 22 – 24
MENSAJE
En la lectura Bíblica de hoy, los Israelitas estaban murmurando y llorando, diciendo, «Queremos carne, estamos cansados de comer maná» Ellos habían estado quejándose continuamente durante 40 años, y Moisés había estado soportándolo, pero esta vez, le dijo a Dios.
«Yo no concebí a este pueblo. ¿Por qué me estás pidiendo llevar esta carga? Mátame porque estoy cansado de todo esto.»
Dios le respondió: «Ya que dices que la carga es demasiada, dame 79 hombres, y quitaré el espíritu de ti y lo pondré en ellos»
Cuando piensas en el hecho de que la unción sobre Moisés fue divida entre 70 personas, te das cuenta de que el nuevo Moisés tenía menos unción que el anterior. Por causa de esto, poco después, en Números 20:7 – 12, el ombre que Dios mismo describió como el hombre más manso en la tierra (Números 12:3) estalló de ira. La unción que le había permitido soportarlo todo por 40 años se había agotado por causa de sus palabras durante un momento de desánimo.
El desánimo puede hacer a la gente decir cosas que les limitarán en la vida e impactarán su destino negativamente.
Elías también permitió que sus palabras en un momento de desánimo pusieran un final abrupto a su ministerio. Después de hacer descender el fuego en el Monte Carmelo, Jezabel le amenazó y el huyó. Se desanimó tanto que al huir que le pidió a Dios que le matara. Gracias a Dios que no cumplió su deseo; en vez de eso le envió un ángel para que le alimentara (1 Reyes 19:1 – 8). Después, sin embargo, Dios le dio su última tarea, ungir a Jehú, Hazael y Eliseo, su reemplazo (1 Reyes 19:15 – 16). Su ministerio acabó cuando permitió que el desánimo le hiciera decir las palabras erróneas. Juan el Bautista también se desanimó tanto que empezó a dudar de todo lo que había declarado anteriormente.
Él había dicho sobre Jesús, «He aquí el cordero de Dios que quita el peado del mundo» (1 Juan 1:29). Aún así, él era la misma persona que envío a sus discípulos a preguntarle a Jesús, «¿Eres tu el que ha de venir o debemos esperar a otro?» (Lucas 7:19 – 20). Poco después de eso, fue decapitado (Lucas 9:7 – 9)
Aunque no puedes evitar que las circunstancias que pueden desanimarnos sucedan, puedes elegir como responder ante ellas. Como David, puedes encontrar ánimos y fortaleza en el Señor, como vemos en el versículo a memorizar de hoy. Dios es capaz de evitar que caigas (Jueces 1:24). Él también es capaz de darte un cambio poderoso, pero debes de poner tu confianza en Él. él es más que capaz de ayudarte a vencer cualquier circunstancia desalentadora con la que te cruces.
PUNTO CLAVE: No permitas que el desánimo te haga decir cosas erróneas.
SIGUE LEYENDO Y PROFUNDIZA EN EL DEVOCIONAL DE HOY
MEMORIZA: 1 Samuel 30:6
«Y David se angustió mucho,…. mas David se fortaleció en Jehová su Dios.»
Este versículo revela el antídoto al desánimo – no es negar el dolor, sino una fe activa que se centra en Dios en los momentos de crisis.
LECTRUA BÍBLICA: Números 11:4-17
Este pasaje expone tres peligros del desánimo:
- v. 4 – 6: Las quejas corrompen la memoria (olvidando los milagros de Dios)
- v.10 – 11: La frustración distorsiona nuestra perspectiva (el deseo de morir de Moisés)
- v.16 – 17: Verse comprometido por causa del desánimo diluye la unción (las solución de los 70 ancianos)
El alto precio del desánimo
La enseñanza del Pastor Adeboye explica como el desánimo saboteó a gigantes de la fe:
- Moisés: La unción agotada (Números 11:17)
- 40 Años de Paciencia -> Un momento de desesperación
- Resultado:
- Perdida del acceso exclusivo a Dios (Números 12:8 – 20:12)
- Perdió la entrada a la Tierra prometida.
- Elías: La salida prematura (1 Reyes 19:4)
- Después de la victoria en el Monte Carmelo -> La amenaza de Jezabel
- Palabras fatídicas: «Quítame la vida»
- Consecuencia:
- Ungió a quien había de reemplazarlo (Eliseo)
- Su ministerio acabó abruptamente (2 Reyes 2:11)
- Juan el Bautilista: El colapso de fe (Luas 7:19)
- De una proclamación valiente a una Pregunta de duda
- El resultado: Fue decapitado sin ver la resurrección de Cristo.
Como vencer el desánimo
- Sigue el modelo de David (1 Samuel 30:6)
- Paso 1: Reconoce la preocupación (David estaba muy preocupado)
- Paso 2: Auto-liderazgo (se animó a sí mismo)
- Paso 3: Enfoque divino («en el Señor su Dios»)
- Cuida tus palabras (Proverbios 18:21)
- El error de Moisés: «Mátame» (Números 11:15)
- Un mejor respuesta: «Señor, esto me sobrepasa – muéstrame Tu camino» (Éxodo 33:13)
- Replantea tu perspectiva
- El error de Israel: Vio el maná como algo aburrido (Números 11:6)
- La verdad: Era alimento angelical (Salmos 78:25)
Oración por una fe inquebrantable
«Padre, hazme a prueba de desánimo. Cuando las tormentas vengan, que mi primera respuesta sea animarme a mi mismo en Ti. Renueva mi unción como las águilas (Isaías 40:31), y silencia toda palabra de deseo de muerte que esté tratando de escapar de mis labios, en el nombre de Jesús.
Pasos de acción
- Crea un «Banco de fe»: Escribe 10 victorias pasadas – léelas cuando estés desanimado
- Ayuna de quejas: Pasa 24 horas sin quejarte (Filipenses 2:14)
- Profetiza vida: Cuando estés tentado de hablar sobre tus preocupaciones, declara Salmos 27:13 – 14 en voz alta.
Conclusión: El remanente animado
La advertencia del Pastor Adeboye es clara: El desánimo es un ladrón de destino, pero aquellos que se animan a ellos mismos en Dios:
- Protegen su unción (al contrario que Moisés)
- Extienden su ministerio (al contrario que Elías)
- Mueren con su fe intacta (al contrario que Juan el Bautista)
Tu hora más oscura es el punto de patida de Dios para tu vuelta más grandiosa – si no declaras derrota sobre ella.
COMPARTE EL DEVOCIONAL
Comparte el Devocional de los Cielos Abiertos, en tus redes sociales. Al hacerlo, que el Cielo honre todas tus peticiones, incluidas las que aún están pendientes, con respuestas divinas desde lo alto, en el poderoso nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Amén