MEMORIZA: «Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti.» LUCAS 15:18
LEE: JOEL 2:12 – 13
La misericordia de Jehová
12 Por eso pues, ahora, dice Jehová, convertíos a mí con todo vuestro corazón, con ayuno y lloro y lamento. 13 Rasgad vuestro corazón, y no vuestros vestidos, y convertíos a Jehová vuestro Dios; porque misericordioso es y clemente, tardo para la ira y grande en misericordia, y que se duele del castigo.
BIBLIA EN UN AÑO: Ezra 1:1-2:70; 1 Corintios 1:18-2:5
MENSAJE
La historia del hijo pródigo del versículo a memorizar de hoy es una mensaje de esperanza para todo aquel que se ha alejado del amor de Dios. Toda el pasaje muestra que no importan los placeres que un niño quiera obtener en el mundo, al final todos estos placeres se acaban. Solo el amor de Dios no se acabará incluso hasta la segunda venida de Cristo, cuando Él separe a sus verdaderos hijos de aquellos que son del diablo.
La razón de una persona para alejarse de Dios puede ser la traición de un hermano Cristiano en el que confió, o el maltrato de la gente, o ser ignorado por aquellos que esa persona piensa deberían de mostrarle amor. Aunque todo esto son razones entendibles, el único resultado es que afectarán a la relación de la persona con Dios.
Hace años, cuando era un joven Cristiano, casi me alejo de Dios, cuando el mismo hombre que me predicaba el mensaje de salvación, me decepcionó en un punto de mi vida. Ese día, lloré en mi coche y decidí dejar de seguir a Dios. Afortunadamente, Dios me habó de inmediato y me preguntó si Él me había decepcionado alguna vez, y yo respondí que «No». Él entonces dijo que si Él nunca me había decepcionado, entonces no debía de basar mi viaje espiritual en el comportamiento de las personas. Desde ese día, me he recordado a mi mismo centrarme en mi relación personal con Dios
Si te has alejado de Dios por alguna razón, las manos de Dios están abiertas, y Él está esperando a recibirte; por favor corre hacia Él hoy antes de que sea demasiado tarde.
LLAMADA A LA ACCIÓN: No permitas que las heridas y las decepciones te hagan dejar de seguir a Dios.
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Amén