Memoriza: «Al ponerse el sol, todos los que tenían enfermos de diversas enfermedades los traían a él; y él, poniendo las manos sobre cada uno de ellos, los sanaba.» Lucas 4:40
Lee: Éxodo 17:8 – 13
Guerra con Amalec
8 Entonces vino Amalec y peleó contra Israel en Refidim. 9 Y dijo Moisés a Josué: Escógenos varones, y sal a pelear contra Amalec; mañana yo estaré sobre la cumbre del collado, y la vara de Dios en mi mano. 10 E hizo Josué como le dijo Moisés, peleando contra Amalec; y Moisés y Aarón y Hur subieron a la cumbre del collado. 11 Y sucedía que cuando alzaba Moisés su mano, Israel prevalecía; mas cuando él bajaba su mano, prevalecía Amalec. 12 Y las manos de Moisés se cansaban; por lo que tomaron una piedra, y la pusieron debajo de él, y se sentó sobre ella; y Aarón y Hur sostenían sus manos, el uno de un lado y el otro de otro; así hubo en sus manos firmeza hasta que se puso el sol. 13 Y Josué deshizo a Amalec y a su pueblo a filo de espada.
BIBLIA EN UN AÑO: Números 22:21-23:30, Lucas 1:57-80
MENSAJE
Cuando ves a un hijo de Dios imponiendo sus manos sobre los enfermos, y se sanan, es porque esas manos han estado en contacto con el fuego de Dios. Las manos normales se vuelven ungidas una vez que entran en contacto con el fuego de Dios. En Éxodo 4, cuando Moisés tiró su vara sobre tierra santa, se convirtió en serpiente. El Señor entonces el pidió que tomara la serpiente de la cola. Cuando Moisés se inclinó para tomar la serpiente, sus propias manos también tocaron la tierra que el fuego había tocado. Desde ese día, sus manos se volvieron especiales.
El poder de Dios convierte lo ordinario en extraordinario. En Juan 9:1 – 7, Jesús vio a un hombre que había nacido ciego. Escupió en la tierra e hizo un poco de barro, y ungió los ojos del ciego. El simple barro se convirtió en barro ungido por causa de la Persona que lo tocó.
Tu también puedes hacer milagros. Tus manos pueden convertirse en manos ungidas, pero primero, debe de ser manos santas. Salmos 24:3 – 4 dice que solo aquellos que tienen manos santas pueden ascender a la montaña del Señor, donde entran en contacto con el fuego de Dios. ¿Son tus manos santas?
PUNTO DE ORACIÓN: Padre, por favor, limpiame en Tu sangre y unge mis manos hoy, en el nombre de Jesús.
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Amén