PIDE MISERICORDIA

Memoriza: « Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.» Hebreos 4:16

Lee: Lucas 18:10 – 14

10 Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11 El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12 ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13 Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14 Os digo que este descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.

BIBLIA EN UN AÑO: Josué 11 – 13

MENSAJE

Un líder de Estudio Bíblico brillante siempre enseñaba a las parejas casadas, que cuando la esposa está embarazada, y está a punto de dar a luz, todo lo que necesitan hacer es atar todo lo que haya que atar, desatar todo lo que haya que desatar, ordenar al bebé que salga, y el bebé vendrá a este mundo fácilmente. Cuando su propia esposa se quedó embarazada y era el momento de dar a luz, él pronunció esas mismas oraciones, pero el bebé no salía. Después de que su esposa había estado en labores de parto por tres días, él cayó sobre su rostro y dijo, «Dios, ten misericordia de mi». Cuando él volvió a ver a su esposa, ya había dado a luz a su hijo a salvo.

Dios es rico en misericordia (Efesios 2:4); Su misericordia no tiene fin, para aquellos que le temen (Salmos 103:17). En Marcos 1:40 – 42, un leproso vino a Jesús y dijo, «Se que puedes sanarme, si quieres» Jesús, lleno de compasión dijo, «Quiero» y lo hizo.

Cuando parece que tus oraciones no son contestadas, simplemente pídela a Dios que tenga misericordia; es difícil que Él ignore ese tipo de súplica. en la lectura Bíblica de hoy, Jesús contó la historia de dos personas que fueron al templo a orar. Una de ellas, un fariseo, fue a contarle a Dios todas sus buenas obras que había hecho; el otro, un publicano, postró su cabeza y dijo, «Dios ten misericordia de mi, un pecador». El hombre que clamó por misericordia fue el que volvió a casa justificado. Cuando pides misericordia, reconoces delante de Dios, que necesitas ayuda, y Él te responderá con ayuda. El clamor de Bartimeo por misericordia llegó a los oídos de Jesús, y obtuvo su milagro. Él no solo recobró la vista; Jesús le sanó (Marcos 10:46 – 52). La mujer de Tiro y Sidón clamó por misericordia en nombre de su hija que estaba poseída por un demonio, y Jesús la ayudó (Mateo 15:21 – 28). Aquellos que piden a Dios por misericordia nunca vuelven con las manos vacías.

Necesitas la misericordia de Dios cuando las cosas son buenas y cuando no son tan buenas. Necesitas misericordia cuando estás necesitado y cuando estás satisfecho. Cuando estás necesitado, la misericordia de Dios traerá respuestas a tus problemas, y en los buenos tiempos, Su misericordia preservará tus bendiciones. El clamor por misericordia no debe de ser solo de los labios de aquellos que están en problemas, y necesitan ayuda urgentemente; incluso aquellos que viven en abundancia y creen que no tienen ningún problema deben de pedir por la misericordia de Dios, para que nada se atreva a jugar con sus bendiciones.

LLAMADA A LA ACCIÓN: Ve y pide misericordia por cada área de tu vida.

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Amén