DIOS EN TI

Memoriza: «Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados;» 1 Corintios 11:31

Lee: 1 Corintios 11:23 – 34

Institución de la Cena del Señor

23 Porque yo recibí del Señor lo que también os he enseñado: Que el Señor Jesús, la noche que fue entregado, tomó pan; 24 y habiendo dado gracias, lo partió, y dijo: Tomad, comed; esto es mi cuerpo que por vosotros es partido; haced esto en memoria de mí. 25 Asimismo tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria de mí. 26 Así, pues, todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga.

Tomando la Cena indignamente

27 De manera que cualquiera que comiere este pan o bebiere esta copa del Señor indignamente, será culpado del cuerpo y de la sangre del Señor. 28 Por tanto, pruébese cada uno a sí mismo, y coma así del pan, y beba de la copa. 29 Porque el que come y bebe indignamente, sin discernir el cuerpo del Señor, juicio come y bebe para sí. 30 Por lo cual hay muchos enfermos y debilitados entre vosotros, y muchos duermen. 31 Si, pues, nos examinásemos a nosotros mismos, no seríamos juzgados; 32 mas siendo juzgados, somos castigados por el Señor, para que no seamos condenados con el mundo.

33 Así que, hermanos míos, cuando os reunís a comer, esperaos unos a otros. 34 Si alguno tuviere hambre, coma en su casa, para que no os reunáis para juicio. Las demás cosas las pondré en orden cuando yo fuere.

BIBLIA EN UN AÑO: Josué 5 – 7

MENSAJE

Cuando participas en la Santa Cena, estás comiendo el cuerpo de Cristo, y bebiendo Su sangre, como leemos en la lectura Bíblica de hoy. No estás tocando Su cuerpo y sangre, estás ingiriéndole, y puedes decir sin miedo a cualquiera, «Más grande es Él que está en mi que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4).

Cuando era intérprete para mi Padre en el Señor, normalmente esperaba con anhelo los servicios de la Santa Cena. En aquel entonces, participábamos de la Santa Cena una vez al año, y siempre era una experiencia emocionante porque sabía que mi batería espiritual sería recargada. Mi Padre en el Señor predicaba y yo interpretaba, pensando para mi mismo, «Padre, por favor date prisa para que podamos tomar la Santa Cena» Para cuando finalmente llegábamos al tiempo de beber el vino, normalmente tenía que controlarme para no derramar el vino de la copa, porque estaba temblando de los pies a la cabeza. Me gustaba tanto ser parte de la Santa Cena porque siempre experimentaba el ser llenado de nuevo del Espíritu Santo, cada vez que bebía el vino.

La Santa Cena no es una cena corriente; el momento en el que el ministro de Dios bendice el pan y el vino, usando las palabras de Jesucristo en 1 Corintios 11:24 – 26, estos se convierten en sagrados. El vino en la Santa Cena representa la sangre de Jesús, y esta sangre limpia de todo pecado. La sangre también hace que todo diablo nos pase de largo, como pasó con los Israelitas en la noche que el destructor mató a todos los primogénitos en Egipto (Éxodo 12:21 – 30). Esto significa que la sangre de Jesús nos protege y nos concede la victoria sobre el enemigo (Apocalipsis 12:11). Esta es la raón por la que aquellos que la beben indignamente (en pecado), caen enfermos y mueren (1 Corintios 11:27 – 30). Aquellos que la beben dignamente, experimentan un poder de resurrección desde el interior, produciendo sanidad, liberación, intimidad con Dios, y mucho más.

Cuando tomas la Santa Cena , tienes que ir a la mesa del Rey de reyes, y es importante que no tengas nada que marque como un enemigo del Rey al acercarte a Su mesa. Asegúrate de que examinas tu vida y te deshaces de todo lo que pueda exponerte a la ira del Rey. Deshazte del pecado, la duda, y todo lo que no permita que el poder del cuerpo de Cristo y la sangre se manifieste en tu vida.

LLAMADA A LA ACCIÓN. Deja atrás todo lo que no permita que el poder de Dios en la Santa Cena, se manifieste en tu vida.

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Amén