Memoriza: «He aquí que yo les traeré sanidad y medicina; y los curaré, y les revelaré abundancia de paz y de verdad.» Jeremías 33:6
Lee: Marcos 1:29 – 45
Jesús sana a la suegra de Pedro
29 Al salir de la sinagoga, vinieron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. 30 Y la suegra de Simón estaba acostada con fiebre; y en seguida le hablaron de ella. 31 Entonces él se acercó, y la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía.
Muchos sanados al ponerse el sol
32 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le trajeron todos los que tenían enfermedades, y a los endemoniados; 33 y toda la ciudad se agolpó a la puerta. 34 Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque le conocían.
Jesús recorre Galilea predicando
35 Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. 36 Y le buscó Simón, y los que con él estaban; 37 y hallándole, le dijeron: Todos te buscan. 38 Él les dijo: Vamos a los lugares vecinos, para que predique también allí; porque para esto he venido. 39 Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.
Jesús sana a un leproso
40 Vino a él un leproso, rogándole; e hincada la rodilla, le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. 41 Y Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano y le tocó, y le dijo: Quiero, sé limpio. 42 Y así que él hubo hablado, al instante la lepra se fue de aquel, y quedó limpio. 43 Entonces le encargó rigurosamente, y le despidió luego, 44 y le dijo: Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos. 45 Pero ido él, comenzó a publicarlo mucho y a divulgar el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.
BIBLIA EN UN AÑO: Hebreos 9 – 10
MENSAJE
Los títulos de Dios nos reafirman lo que podemos conseguir de parte de Él. Por ejemplo, un de Sus títulos se encuentra en Éxodo 15:26 donde Él dice, «… yo soy Jehová tu sanador.» Esto le da a los creyentes la seguridad de que, no importa lo terrible que sea la enfermedad, Jehová Rafa puede sanarles.
Los médicos tienen diferentes áreas de especialización, y es una práctica común que un médico, transfiera a sus pacientes a otros doctores, quienes considera tienen mejor conocimiento y están mas cualificados para manejar ciertas enfermedades. Esto es lo que le sucedió a la mujer con el problema de flujo de sangre en Marcos 5:25 – 34. Los doctores seguían mandándola a otros doctores, hasta que gastó todo el dinero que tenía. Un día, sin embargo, ella entró en contacto con el Gran Médico – Aquel que nunca transfiere un caso – y ese día, ella consiguió su sanidad.
Jesucristo aseguró tu sanidad cuando fue golpeado severamente y crucificado (Isaías 53:5). Él aceptó los latigazos de los soldados romanos, para que tu puedas decir con confianza, que esa enfermedad y dolencia no tienen cabida en tu cuerpo. Él se llevó tus enfermedades con Él a la tumba; esto significa que se han ido para siempre.
Por lo tanto, quiero que conozcas a Dios como el Dios que te sana. Cuando lees pasajes como Mateo 8:16, o Lucas 6:19, ves que Jesucristo sanó a TODO aquel que se acercó a Él. No había enfermedad demasiado difícil como para que Él no pudiera sanarla, y no había ninguna persona con demasiadas enfermedades como para que Él no pudiera sanarla. Si has estado lidiando con cualquier enfermedad o dolencia en tu cuerpo, acércate al Gran Médico. Él ciertamente te sanará por completo.
Debes de tener en cuenta sin embargo, que la sanidad es el pan de los hijos de Dios (Marcos 7:24 – 29). si no eres un hijo de Dios, o dices ser Cristiano pero sigues viviendo en pecado, no esperes sanidad de parte de Él. Si Dios sana a un no creyente o a un Cristiano que no está viviendo en santidad, es porque quiere que esa persona se aparte del pecado en su vida. Si la persona no se arrepiente y abandona sus pecados, es muy probables que una enfermedad peor le sobrevenga. Esta fue la advertencia que Jesús le dio al hombre que sanó en el estanque de Betesda en Juan 5:14.
Tu sanidad ya ha sido provista por Jesús. Entrégate a Él por completo y camina en este derecho divino; Él es el que te sana.
PUNTO DE ORACIÓN: Padre, gracias por ser mi sanador. Por favor quita toda forma de enfermedad y dolor en mi cuerpo.
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Amén