Devocional Cielos Abiertos

LOS DESAFÍOS DEL ÉXITO – 1

Memoriza: “En sus pastos se saciaron, y repletos, se ensoberbeció su corazón; por esta causa se olvidaron de mí.” Oseas 13:6

Lee: Daniel 4:25 – 35

25 Que te echarán de entre los hombres, y con las bestias del campo será tu morada, y con hierba del campo te apacentarán como a los bueyes, y con el rocío del cielo serás bañado; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que conozcas que el Altísimo tiene dominio en el reino de los hombres, y que lo da a quien él quiere. 26 Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna. 27 Por tanto, oh rey, acepta mi consejo: tus pecados redime con justicia, y tus iniquidades haciendo misericordias para con los oprimidos, pues tal vez será eso una prolongación de tu tranquilidad.

28 Todo esto vino sobre el rey Nabucodonosor. 29 Al cabo de doce meses, paseando en el palacio real de Babilonia, 30 habló el rey y dijo: ¿No es esta la gran Babilonia que yo edifiqué para casa real con la fuerza de mi poder, y para gloria de mi majestad? 31 Aún estaba la palabra en la boca del rey, cuando vino una voz del cielo: A ti se te dice, rey Nabucodonosor: El reino ha sido quitado de ti; 32 y de entre los hombres te arrojarán, y con las bestias del campo será tu habitación, y como a los bueyes te apacentarán; y siete tiempos pasarán sobre ti, hasta que reconozcas que el Altísimo tiene el dominio en el reino de los hombres, y lo da a quien él quiere. 33 En la misma hora se cumplió la palabra sobre Nabucodonosor, y fue echado de entre los hombres; y comía hierba como los bueyes, y su cuerpo se mojaba con el rocío del cielo, hasta que su pelo creció como plumas de águila, y sus uñas como las de las aves.

34 Mas al fin del tiempo yo Nabucodonosor alcé mis ojos al cielo, y mi razón me fue devuelta; y bendije al Altísimo, y alabé y glorifiqué al que vive para siempre, cuyo dominio es sempiterno, y su reino por todas las edades. 35 Todos los habitantes de la tierra son considerados como nada; y él hace según su voluntad en el ejército del cielo, y en los habitantes de la tierra, y no hay quien detenga su mano, y le diga: ¿Qué haces?

BIBLIA EN UN AÑO: Marcos 15 – 16

MENSAJE

Muchas personas persiguen el éxito, y esto es bueno. Sin embargo, ser exitoso tiene sus propios desafíos. El éxito ha destruido muchas personas en el pasado porque no estaban preparados para los desafíos que vienen con el éxito. Durante lo siguientes días, estaré compartiendo contigo algunos de los desafío que vienen con el obtener éxito. Quizás no sea capaz de compartir todos los desafíos en esta seria pero espero que lo que aprendas te ayude a prepararte para éxito, porque tú serás exitoso hasta el fin, en el nombre de Jesús.

El primer desafío del éxito es el orgullo. En Génesis 48:1 – 20, la bendición del primogénito fue transferida a Efraín por su abuelo, y como resultado, éste se volvió más grande que su hermano mayor, Manasés. El orgullo se estableció, y Dios le suplicó pero no escuchó. Entonces, en Oseas 4:16 – 19, Dios dijo que había que dejar a Efraín solo. Para cuando llegamos a Oseas 5:9, Dios dijo, “Efraín debe de estar abandonado”. En Apocalipsis 7:5 – 8, cuando varias tribus de Israel son selladas, Efraín ya no estaba entre ellos. El orgullo que vino con él éxito de Efraín, acabó destruyéndole.

Proverbios 16:18 dice:

“Antes del quebrantamiento es la soberbia, Y antes de la caída la altivez de espíritu.”

Aquellos que ya están abatidos no pueden tener miedo a caerse. Cuanto más alto llegues, más cauteloso debes de ser con la caída, y esa cautela tiene que animarte a ser más humilde a medida que vas subiendo.

Santiago 4:6 dice:

“Pero él da mayor gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes.”

Es solo por la gracia de Dios que eres capaz de obtener y retener el éxito. Si te vuelves orgulloso, Dios quitará Su gracia de tu vida, y el resultado de eso será la desgracia. No permitas que Dios se resista a ti; no permitas que el orgullo entre a tu corazón. Haz todo para asegurarte de que no te consideras más importante de lo que eres. No mires a los demás por encima del hombro y no menosprecies las cosas. Deja que Mateo 20:26 – 28 resuene en tu cabeza, que aquel que es el más grande debe de ser el siervo de todos.

Jesucristo nos mostró un ejemplo de servicio y humildad en Juan 13:1 – 17. Él también nos dijo claramente que este es el camino hacia la grandeza en el reino de Dios (Lucas 22:24 – 27). Amado, busca servir más que ser servido, para que Dios continúe elevándote.

PUNTO CLAVE: No importa lo alto que Dios te lleve, no permitas que el orgullo entre en tu corazón.

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Amén