Memoriza: «El que cree en mí, como dice la Escritura, de su interior correrán ríos de agua viva.» Juan 7:38
Lee: Proverbios 31:4 – 9
4 No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino,
Ni de los príncipes la sidra;
5 No sea que bebiendo olviden la ley,
Y perviertan el derecho de todos los afligidos.
6 Dad la sidra al desfallecido,
Y el vino a los de amargado ánimo.
7 Beban, y olvídense de su necesidad,
Y de su miseria no se acuerden más.
8 Abre tu boca por el mudo
En el juicio de todos los desvalidos.
9 Abre tu boca, juzga con justicia,
Y defiende la causa del pobre y del menesteroso.
BIBLIA EN UN AÑO: Jeremías 1:1-2:30, Filipenses 4:1-23
MENSAJE
Hace muchos años, mientras seguía siendo profesor en la universidad, tenía unos amigos que bebían alcohol a menudo para relajarse. Ellos me visitaban a menudo porque sabían que les entretendría con diferentes tipos de bebidas alcohólicas. Sin embargo, cuando le di mi vida a Cristo, sabía que tenía que dejar ese hábito porque era un pecado. Desafortunadamente, mis amigos no entendieron determinación. Me criticaron por volverme una persona que solo les servía refrescos y agua. Ellos argumentaban que Dios no estaba en contra de beber alcohol, especialmente si la persona no bebía hasta el punto de ridiculizarse en público.
El día en el que me encontré con la lectura Bíblica de hoy, supe que estaban equivocados: «No es de los reyes, oh Lemuel, no es de los reyes beber vino, Ni de príncipes la sidra» (Proverbios 31:4). Si realmente has nacido de nuevo, la Biblia te llama rey y un sacerdote para Dios (Apocalipsis 1:5 – 6). El pasaje anterior pues, establece que las bebidas fuertes no son para ti. Te aconsejo que evites el alcohol y que bebas más agua, porque es el líquido más puro y tu cuerpo lo agradecerá a la larga.
LLAMADA A LA ACCIÓN: Bebe por lo menos cinco vasos de agua al día (a parte del agua que bebes con las comidas).
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Amén