Devocional Cielos Abiertos

RECIBIENDO PROFECÍAS

Memoriza: “No menospreciéis las profecías.” 1 Tesalonicenses 5:20

Lee: 2 Reyes 7:1 – 17

Dijo entonces Eliseo: Oíd palabra de Jehová: Así dijo Jehová: Mañana a estas horas valdrá el seah de flor de harina un siclo, y dos seahs de cebada un siclo, a la puerta de Samaria. Y un príncipe sobre cuyo brazo el rey se apoyaba, respondió al varón de Dios, y dijo: Si Jehová hiciese ahora ventanas en el cielo, ¿sería esto así? Y él dijo: He aquí tú lo verás con tus ojos, mas no comerás de ello.

Había a la entrada de la puerta cuatro hombres leprosos, los cuales dijeron el uno al otro: ¿Para qué nos estamos aquí hasta que muramos? Si tratáremos de entrar en la ciudad, por el hambre que hay en la ciudad moriremos en ella; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Vamos, pues, ahora, y pasemos al campamento de los sirios; si ellos nos dieren la vida, viviremos; y si nos dieren la muerte, moriremos. Se levantaron, pues, al anochecer, para ir al campamento de los sirios; y llegando a la entrada del campamento de los sirios, no había allí nadie. Porque Jehová había hecho que en el campamento de los sirios se oyese estruendo de carros, ruido de caballos, y estrépito de gran ejército; y se dijeron unos a otros: He aquí, el rey de Israel ha tomado a sueldo contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios, para que vengan contra nosotros. Y así se levantaron y huyeron al anochecer, abandonando sus tiendas, sus caballos, sus asnos, y el campamento como estaba; y habían huido para salvar sus vidas. Cuando los leprosos llegaron a la entrada del campamento, entraron en una tienda y comieron y bebieron, y tomaron de allí plata y oro y vestidos, y fueron y lo escondieron; y vueltos, entraron en otra tienda, y de allí también tomaron, y fueron y lo escondieron.

Luego se dijeron el uno al otro: No estamos haciendo bien. Hoy es día de buena nueva, y nosotros callamos; y si esperamos hasta el amanecer, nos alcanzará nuestra maldad. Vamos pues, ahora, entremos y demos la nueva en casa del rey. 10 Vinieron, pues, y gritaron a los guardas de la puerta de la ciudad, y les declararon, diciendo: Nosotros fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había allí nadie, ni voz de hombre, sino caballos atados, asnos también atados, y el campamento intacto. 11 Los porteros gritaron, y lo anunciaron dentro, en el palacio del rey. 12 Y se levantó el rey de noche, y dijo a sus siervos: Yo os declararé lo que nos han hecho los sirios. Ellos saben que tenemos hambre, y han salido de las tiendas y se han escondido en el campo, diciendo: Cuando hayan salido de la ciudad, los tomaremos vivos, y entraremos en la ciudad. 13 Entonces respondió uno de sus siervos y dijo: Tomen ahora cinco de los caballos que han quedado en la ciudad (porque los que quedan acá también perecerán como toda la multitud de Israel que ya ha perecido), y enviemos y veamos qué hay. 14 Tomaron, pues, dos caballos de un carro, y envió el rey al campamento de los sirios, diciendo: Id y ved. 15 Y ellos fueron, y los siguieron hasta el Jordán; y he aquí que todo el camino estaba lleno de vestidos y enseres que los sirios habían arrojado por la premura. Y volvieron los mensajeros y lo hicieron saber al rey.

16 Entonces el pueblo salió, y saqueó el campamento de los sirios. Y fue vendido un seah de flor de harina por un siclo, y dos seahs de cebada por un siclo, conforme a la palabra de Jehová. 17 Y el rey puso a la puerta a aquel príncipe sobre cuyo brazo él se apoyaba; y lo atropelló el pueblo a la entrada, y murió, conforme a lo que había dicho el varón de Dios, cuando el rey descendió a él.

BIBLIA EN UN AÑO: Daniel 6 – 8

MENSAJE

A veces, Dios da profecías que parecen imposibles para la mente humana y esto hace que algunas personas duden, perdiendo así sus beneficios. Cuando una profecía parece demasiado buena para ser cierta, o difícil de creer, simplemente mantente callado. No digas nada en contra de la profecía, porque si lo haces, quizás nunca la verás cumplida. En la lectura Bíblica de hoy, el ministro expresó su incredulidad sobre la profecía de Eliseo. La profecía se cumplió, pero por culpa de lo que dijo, él no vivió para experimentarla.

Lo que decimos y hacemos después de recibir una profecía es importante. Dios le dijo a Abraham en Génesis 17:4 y Génesis 26:3 – 4 que él sería padre de naciones y que sus hijos serían tantos como las estrellas del cielo. En ese momento, él y su esposa ya eran viejos y no tenían ningún hijo. Aunque Abraham creyó a Dios, y esto le fue contado como justicia (Génesis 15:6), la profecía no se cumplió de inmediato. Cuando parecía que la profecía ya no se iba a cumplir, Sarah hizo que Abraham tuviera un hijo con Agar, su sirvienta. A pesar de esto, Dios le dijo en Génesis 17:1 que caminara delante de Él y fuera perfecto y repitió la profecía. Esta vez, Abraham dudó en su corazón (Génesis 17:17), pero no lo dijo en voz alta, ni trato de buscar otra alternativa fuera de la voluntad de Dios. Dios le dio instrucciones para circuncidar a todos los varones en su casa como señal de Su pacto con él, y Abraham obedeció. aunque él dudo de Dios en su corazón, sus palabras y acciones no lo expresaron. Después en Génesis 18, Dios se le apareció, y nueve meses después, Isaac nació. Si tu boca y tus acciones no niegan las promesas de Dios para ti, no importa lo increíbles que parezcan esas promesas, verás como se cumplen.

Cuando Dios me dice algo increíble, inmediatamente empiezo a repetirlo a aquellos con los que Él me permite compartirlo. No doy lugar a mi mente humana para procesarlo y expresar dudas. Confieso la profecía repetidamente para que se convierta en real para mi. Cuando Dios me dijo que Él me construiría una ciudad, ni siquiera me podía permitir construir una casa pequeña, pero lo anuncié a todo el mundo que quiso escuchar. Hoy, él ha cumplido esa profecía. Cuando Él me mostró los camiones trayendo vacas para alimentar a las multitudes que atenderían nuestros programas, lo anuncié a la gente, aun cuando no teníamos dinero para comprar media docena de vacas. Hoy, esa profecía también se ha cumplido.

PUNTO CLAVE: Cuando Dios dice algo que parece demasiado bueno para ser verdad,decláralo con tu boca, y verás como se cumple.

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Amén