Memoriza: “Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos.” Mateo 6:7
Lee: Mateo 6:7 – 8
7 Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. 8 No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis.
Lee: Habacuc 2:1
Jehová responde a Habacuc
2 Sobre mi guarda estaré, y sobre la fortaleza afirmaré el pie, y velaré para ver lo que se me dirá, y qué he de responder tocante a mi queja.
BIBLIA EN UN AÑO: Nehemías 12:31, 1Corintios 11:1-16
MENSAJE
Hoy, acabaré la enseñanza sobre cómo orar, enseñando sobre la Súplica y la Espera en el Señor.
Después de interceder por la gente, lo siguiente es la súplica. Suplicar simplemente significa orar por tus necesidades. Muchas personas cometen el error de quejarse durante las súplicas.
Tu no tienes que quejarte o indicar tus necesidades repitiéndote a ti mismo. De hecho, Dios realmente conoce tus necesidades; por lo tanto, deberías pedir siendo específico. Te imploro que consigas un diario de oración. Puedes también usar tu diario de acción de gracias. Escribe una lista de tus necesidades antes de empezar a orar. Por ejemplo, si necesitas éxito en un examen, no digas simplemente que quieres pasar el examen; escribe también la materia (matemáticas, lengua, ciencias, etc) con la nota que deseas.
Finalmente, espera para escuchar lo que Dios tiene que decir. No eres una radio que simplemente habla y habla sin esperar respuesta. Quédate quieto por un momento y escucha, porque Dios te hablará. El motivo principal de la oración es comunicarte con tu Padre. Cuando Él ha acabado de hablar, escribe Sus palabras en tu diario y dale gracias.
LLAMADA A LA ACCIÓN: Practica lo que has aprendido en cuanto a cómo orar, orando toda la siguiente hora.
COMPARTE EL DEVOCIONAL
Comparte el Devocional de los Cielos Abiertos, en tus redes sociales. Al hacerlo, que el Cielo honre todas tus peticiones, incluidas las que aún están pendientes, con respuestas divinas desde lo alto, en el poderoso nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Amén