Devocional Cielos Abiertos

BUENA COMUNIÓN – 3

Memoriza: «Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar.» Gálatas 2:11

Lee: Gálatas 2:11 – 14

Pablo reprende a Pedro en Antioquía

11 Pero cuando Pedro vino a Antioquía, le resistí cara a cara, porque era de condenar. 12 Pues antes que viniesen algunos de parte de Jacobo, comía con los gentiles; pero después que vinieron, se retraía y se apartaba, porque tenía miedo de los de la circuncisión. 13 Y en su simulación participaban también los otros judíos, de tal manera que aun Bernabé fue también arrastrado por la hipocresía de ellos. 14 Pero cuando vi que no andaban rectamente conforme a la verdad del evangelio, dije a Pedro delante de todos: Si tú, siendo judío, vives como los gentiles y no como judío, ¿por qué obligas a los gentiles a judaizar?

BIBLIA EN UN AÑO:Isaías 47 – 49

MENSAJE

Uno de los mayores desafíos del liderazgo es que algunas personas ven a los líderes como si fueran sobrehumanos, cuando en realidad no lo son. Mencioné ayer que los líderes necesitan ayuda a veces, pero más allá de eso, debes también de tener en cuenta que se pueden equivocar.

Cuando los líderes se equivocan, la gente a veces tiene miedo de corregirles. Sin embargo, los líderes necesitan ser corregidos, para no poner a sus seguidores en problemas. Estoy seguro de uno de los remordimientos de David fue no haber escuchado a Joab cuando éste le dijo de no hacer el censo, porque esto condujo a la muerte de más de 70.000 de sus seguidores (1 Crónicas 21:1 – 14).

Como buen seguidor, no debes de callarte cuando veas a un líder ir en la mala dirección; con respeto, corrígele. Hace unos años, publiqué un libro en el que traté de justificar lo que declararon las parteras en Éxodo 1:15 – 19, donde ellas decían que las mujeres hebreas eran muy fuertes y daban a luz sin ayuda. Alguien que leyó el libro vino a mi valientemente y me dijo, «Se que tu eres el Pastor General, pero señor, esta justificación está equivocada» Me di cuenta de mi error, le di las gracias, y le dije, «Iré ante Dios, Él sabe que no pretendía desviar a nadie del camino». Re-escribí el libro, me puse delante de la congregación y dije, «Me he equivocado. Escribí algo en este libro que no debía haber escrito. Pido disculpas» Añadí, «Para que no sigamos recordándolo, no os diré cual era el error, pero quiero que devolváis las copias que hayáis comprado, y por cada copia que se devuelva os daré dos copias» Conseguí que me devolvieran todos los libros y los quemé. Gracias a Dios que alguien fue lo suficientemente valiente para corregirme. Hoy, con cómo Dios ha incrementado nuestra influencia, hubiera sido difícil borrar el error de las mentes de las personas en el cuerpo de Cristo, si esa persona hubiera pensado que yo no podía ser corregido.

Cuando corrijas a un líder, asegúrate de que es para el bien de líder y los demás seguidores, en vez de para mostrar que tu sabes más que él o ella. Discute con el líder en privado, mostrando amor y respeto. Presenta el asunto de forma que sea fácil de aceptar, o encuentra a alguien que sea cercano al líder para presentarle asunto en tu nombre. El líder quizás encuentre más fácil aceptar corrección de parte de esa persona que de tu parte.

PUNTO CLAVE: No te quedes indiferente cuando tu líder cometa un error, corrígelo con amor y respeto.

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Amén