Memoriza: «Mientras la tierra permanezca, no cesarán la sementera y la siega, el frío y el calor, el verano y el invierno, y el día y la noche.» Génesis 8:22
Lee: Lucas 6:37 – 38
El juzgar a los demás
37 No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados. 38 Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os volverán a medir.
BIBLIA EN UN AÑO: Proverbios 30 – 31
MENSAJE
La ley de la siembra y la cosecha es una de las leyes más fuertes que Dios ha puesto sobre la tierra. Es tan poderosa que Dios mismo nunca la romperá. En Marcos 14:36, Jesucristo oró fervientemente, sudando sangre y orando para que Dios cambiara el plan de salvación para que Él no tuviera que ir a la cruz para morir por la humanidad. Dios dijo, «No!». Él dijo no por causa de la ley de la cosecha; Él tenía que sembrar a Su único HIjo para que pudiera cosechar muchos más hijos para Su reino (Romanos 8:29; Hebreos 2:10; 1 Corintios 15:20).
La ley de la siembra y la cosecha dice que cualquier cosa que una persona siembre es lo que cosechará. Esto se refleja bien en Gálatas 6:7;
«No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.»
Otra bonita cosa sobre la ley de la siembra y la cosecha es que cosecharás lo que siembras en grandes proporciones (Oseas 8:7). Por lo tanto, siempre que des una ofrenda o limosna, estas sembrando una semilla, y lo que sea que hayas dado volverá a ti multiplicado. Esta es una ley que nada puede romper.
La ley de la siembra y la cosecha se vuelve más poderosa cuando se opera de dos formas. La primera es la ley de los primeros frutos, mientras que la segunda es la ley de los diezmos. Estas dos leyes abren la posibilidad de bendiciones sobreabundantes. Solo hay dos lugares en la Biblia donde Dios dice que si tú haces algo, Él te bendecirá tanto que no habrá lugar para contener tanta bendición (Proverbios 3:9 – 10 y Malaquías 3:10). Estos dos pasajes nos muestran claramente el secreto de las bendiciones sobreabundantes.
Muchas veces, cuando la gente ora por bendiciones sobreabundantes, Dios espera de ellos que obedezcan las leyes de los primeros frutos y los diezmos, para que puedan recibir las bendiciones que buscan. Los creyentes dejarán de sufrir por sus finanzas cuando obedezcan la ley divina de la siembra y la cosecha en su trabajo, sus negocios y en su dádiva.
El Dios Todopoderoso mismo fue el que estableció la ley de la siembra y la cosecha, y espera de nosotros que la obedezcamos. Por ejemplo, la primera vez que me hablaron de diezmar, no le encontré sentido a nivel matemático, pero obedecí. Me preguntaba, si el 100% no era suficiente para cubrir mis necesidades, ¿cómo podría el 90% ser suficiente después de haber quitado un 10%? Gracias a Dios que decidí probar la ley del diezmo, y para mi sorpresa, descubrí que era cierta.
PUNTO CLAVE: Cosecharás lo que siembres en grandes proporciones.
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Amén