Devocional Cielos Abiertos

DIOS RECOMPENSA

Memoriza: sabiendo que el bien que cada uno hiciere, ese recibirá del Señor, sea siervo o sea libre.” Efesios 6:8

Lee: Mateo 6: 1 – 18

Jesús y la limosna

Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos; de otra manera no tendréis recompensa de vuestro Padre que está en los cielos.

Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas cuando tú des limosna, no sepa tu izquierda lo que hace tu derecha, para que sea tu limosna en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Jesús y la oración

Y cuando ores, no seas como los hipócritas; porque ellos aman el orar en pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Y orando, no uséis vanas repeticiones, como los gentiles, que piensan que por su palabrería serán oídos. No os hagáis, pues, semejantes a ellos; porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis. Vosotros, pues, oraréis así: Padre nuestro que estás en los cielos, santificado sea tu nombre. 10 Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra. 11 El pan nuestro de cada día, dánoslo hoy. 12 Y perdónanos nuestras deudas, como también nosotros perdonamos a nuestros deudores. 13 Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén. 14 Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, os perdonará también a vosotros vuestro Padre celestial; 15 mas si no perdonáis a los hombres sus ofensas, tampoco vuestro Padre os perdonará vuestras ofensas.

Jesús y el ayuno

16 Cuando ayunéis, no seáis austeros, como los hipócritas; porque ellos demudan sus rostros para mostrar a los hombres que ayunan; de cierto os digo que ya tienen su recompensa. 17 Pero tú, cuando ayunes, unge tu cabeza y lava tu rostro, 18 para no mostrar a los hombres que ayunas, sino a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

BIBLIA EN UN AÑO: Job 31 – 34

MENSAJE

En los más de 50 años que he estado sirviendo a Dios, he observado que Él siempre recompensa a aquellos que le ofrendan y trabajan para Él. Siempre y cuando vivas una vida de santidad como Su hijo, Él te agradecerá cualquier cosa que hagas.

Hace algunos años, estaba yendo a Port-Hacourt, una ciudad en el sur de Nigeria, para un programa. Dios me habló de un hombre que conocí en la confrencia internacional de la reunión de los hombres de negocio del Evangelio Completo, y dijo que yo debía quedarme en su casa. Solo le había visto una vez. le llamé y le dije lo que Dios me había dicho, y él grito y lloró de gozo. Me quedé en su casa y me hice muy amigo de su hijo mayor, que era un niño muy pequeño. Un día, me estaba preparando para irme al programa, cuando el niño llegó de la escuela. no vi a mi pequeño amigo, así que le pregunté al padre por él, y me dijo que estaba en el hospital luchando por su vida. él había comido algo venenoso en la escuela. Inmediatamente, escuché la voz de Dios diciendo, “Por eso te pedí que te quedarás aquí”.

Dios había visto por adelantado el peligro que venía a la casa de este hombre y por eso me dijo que me quedara ahí. Después descubrí que este hombre le había dicho a sus colegas en la reunión de hombres de negocios del Evangelio Completo, que él pagaría por todos los programas que ellos hicieran por un año. Con ese sacrificio, no era de sorprender que Dios decidiera proteger su casa del peligro. Fu a orar por el chico en el hospital de camino al programa esa tarde. Cuando llegué allí, el doctor me hizo señales queriendo decir que no había esperanza, pero oré, y para cuando volví a la ciudad, le encontré en su casa porque le habían dado el alta. El padre había prometido ofrendar a Dios, y a cambio, Dios le recompensó salvando a su hijo de la muerte.

Dios recompensa abundantemente siempre que le damos algo de corazón. En nuestra lectura Bíblica de hoy, entenderás que Dios ve todo lo que haces por Él en secreto, y te recompensará en público. Él nunca olvidará nada de lo que tu haces por Él.

¿Has hecho cosas para Dios que le hará decidirse a darte una gran recompensa?

PUNTO CLAVE: Nunca dudes en hacer algo por Dios porque Él ciertamente te recompensará por ello.