La escuela del Espíritu Santo no es una escuela física a la que vas y te matriculas antes de que puedas ser un estudiante. No, es una escuela espiritual, la escuela en la presencia de Dios. Por lo tanto, no busques dónde apuntarte, sino aparta un tiempo en tu casa para pedirle al Espíritu Santo que te empiece a enseñar.
Pero primer, ten en cuenta lo siguiente:
- La Escuela del Espíritu Santo es para las personas que realmente tienen sed de Dios y anhelan hacer su voluntad. ¿Crees que realmente amas a Dios y que quieres conocerle más y hacer su voluntad?
- ¿Estás genuinamente hambriento por conocer más a Jesucristo? ¿O estás satisfecho con el nivel en el que estás ahora? Solo los que quieren saber más de Jesús pueden aprobar en la Escuela del Espíritu Santo.
- ¿Estás seguro de que quieres obedecer la voluntad de Dios, sea cual sea el coste? La escuela del espíritu santo es para aquellos que están dispuestos a complacer a Dios, ¡incluso si eso significa contrariar a las personas! (Ver Gálatas 1:10)
- El corazón del hombre está lleno de engaño. Por lo tanto, pide a Dios que te revele tu propio corazón, para que puedas ver cómo Dios realmente te ve. Es necesario que Dios te muestre tu corazón para que sepas por dónde empezar. Puede sorprenderte lo que Dios te revele.
- Aparta un tiempo de pacto. Este es un tiempo que apartas para Dios. Durante ese tiempo deberás estar en su presencia, para que Él te enseñe y te limpie y embellezca tu vida. No es un tiempo para oración o para pedir cosas. ¡No! ¡El tiempo de pacto es un tiempo para estudiar! Cuando estés en ese tiempo, empieza a estudiar libros de discipulado. Los libros de discipulado son libros que te ayudarán a estar más cerca de Jesucristo como persona. Libros que te enseñarán cómo acercarte a Él y a conocerle mejor. Son libros que te enseñarán cómo escuchar la voz de Dios y tener una relación íntima y personal con Él. Estos libros han sido creados y provistos de pasajes relevantes de las escrituras para satisfacer tus necesidades inmediatas.
A medida que estudies estos libros en su presencia durante el tiempo de pacto (y durante cualquier otro momento), estarás comiendo de la mesa del Señor. Inmediatamente el Señor empezará a obrar en tu vida, a perfeccionarte según Sus planes. Algunos de estos libros de discipulado aparecen el final de este libro. Cuando empieces a guardar el Tiempo de Pacto de este modo, ¡entonces habrás empezado la Escuela del Espíritu Santo y los resultados te asombrarán en un tiempo muy corto!
Este tiempo de pacto debe ser a la misma hora cada día. ¿Por qué? Porque es un tiempo de pacto. Es decir, un tiempo que has acordado con Dios, para reunirte con él. ¡Es una reunión con Dios! Es un tiempo que le has dado a Dios. No debes permitir que lo echen a perder las visitas, en la medida de lo posible. Puede durar una hora, o más, o incluso menos, dependiendo de la naturaleza de tu trabajo y de la instrucción del Señor. Lo que importa es que empieces a la misma hora cada día. El Espíritu Santo te parará cuando Él haya acabado contigo, cada día. - Si eres fiel con tu tiempo de pacto, entonces Dios empezará a hablarte. Lo hará a través de revelaciones, sueños y visiones, como hizo con Samuel, José, Daniel, Pablo, etc. También te hablará con Su voz en tu interior – conforme vayas madurando. Recuerda, la voz de Dios es un «suave murmullo» (1 Reyes 19:12). Eso significa que debes estar atento para escuchar su voz. Por eso Él siempre empieza con sueños y visiones, pero conforme vamos creciendo en obediencia y en intimidad con Él, empezamos a escuchar Su voz con claridad, y quizás Dios nos empiece a hablar más a través de Su voz, y menos a través de sueños. Si no comprendes sus mensajes, especialmente los sueños, no te preocupes. Pídele entendimiento, y te lo dará. Lo hizo así con Pablo (en Gálatas 1:11,12), Samuel (1 Sam. 3:10-21), Daniel, José, y otros discípulos del pasado. Lo hará contigo también – si lo deseas.
- ¿Pero por qué un tiempo de pacto? Porque de esa manera empezaremos una fuerte Relación de Pactos con Dios, como hicieron Noé, Abraham y otros. (Ver Génesis 6:17-18; 17:1-7).
Oración de Dedicación y Consagración
Esto es para aquellos que realmente quieren empezar la escuela del Espíritu Santo. Puedes recitar estas oraciones, o puedes decidir orar con tus propias palabras. Si oras de corazón, entonces se abrirá un archivo en el cielo, para que empiece tu escolarización del Espíritu Santo.
Padre mío en el cielo,
Gracias por hacerme conocer la Escuela del Espíritu Santo. Estoy muy interesado en ella y quiero empezar enseguida.
Por lo tanto, he apartado este periodo de tiempo para ser mi tiempo de pacto contigo. A esta hora cada día, estaré en Tu presencia para comer en Tu mesa y recibir vida de Ti. Me apartaré para estar en tu presencia, para que Tú me des de comer y me des de beber Tu agua de vida, la cual fluye con libertad en tu presencia y la cual, si bebo, quitará mi sed para siempre. Por favor, dame gracia para no permitir que nada impida que pase este tiempo contigo cada día.
Al estar en tu presencia, por favor enséñame los caminos de la vida. Enséñame los caminos de Dios y el camino que debo seguir. Enséñame todas las cosas que necesito saber en esta vida y dame la gracia para poder seguirte y obedecerte conforme a lo que me dices cada día.
Sí Señor, quiero que Tú seas mi maestro profesor personal a partir de ahora, para ya no tener que buscar ayuda en los hombres como solía hacer. A partir de hoy, Tú serás mi Maestro y mi Ayuda en la necesidad.
Al venir a tu presencia, quiero que me alimentes, que me limpies y me purifiques, y que me embellezcas para que sea una digna novia de Cristo, perfecta y lista para la boda del Cordero. Cambia mis vestiduras espirituales, Señor, y dame una nueva vida. Tráeme a una relación maravillosa, cercana, e íntima contigo, tal que nada pueda separarnos. Tú y yo. Revélame también Tu voluntad, para que ande en Tu voluntad, por Tu gracia.
He aquí rindo mi vida, mi vida entera, mi voluntad, mis caminos, mi todo, a Ti. Toma control de mi vida, y haz de mí lo que tú quieras que sea. No quiero complacer al hombre, quiero complacerte a Ti Señor a partir de ahora. Ya no quiero seguir mi propio camino, ni ningún otro camino. Solo quiero seguir tu camino a partir de ahora. Sí Señor, quiero seguir Tu camino estrecho, que lleva a la vida eterna. Padre, quiero empezar a recibir directamente de Ti, a través de revelaciones, sueños, y tu voz. Ahora que van a empezar a llegar tus mensajes, miro también hacia Ti para que me des el entendimiento y las interpretaciones.
Gracias Señor, por tu gracia podré guardar este tiempo de pacto fielmente y no permitiré que otras cosas me distraigan. Esto es un pacto entre Tú y yo. Un pacto de vida, y de paz, y de alegría, para mí y para mis seres queridos. Solo puedo guardar este pacto con Tu ayuda.
También, dame gracia para ser humilde y enseñable. Y ayúdame a nunca pensar que ya sé algo, para no convertirme en un orgulloso y que Tú me rechaces.
Espíritu Santo, mi Maestro, deseo que la escuela comience inmediatamente, al entregar yo toda mi vida a Ti.
Gracias, Señor Dios Todopoderoso, en el nombre de Jesús. Amén.
No hace falta que hagas esta oración cada día. Solamente debes decirla una vez, y ya está. Simplemente recítala el primer día, para comenzar formalmente, y eso es todo. ¡Entonces, Dios mismo te habrá matriculado en la Escuela del Espíritu Santo! (Salmo 32:8; Isaías 2:3).
Ejemplos Bíblicos de la Escuela del Espíritu Santo
Gálatas 1:11-17; 2 Corintios 12:1-10 | – Pablo |
1 Samuel 3:10-21 | – Samuel |
Hechos 10:9-20 | – Pedro |
Génesis 37:5-10; 41:1-57; 45:1-8 | – José |
Daniel 2:1-49; 5:8-17; 7:15-16 | – Daniel |
Todos estos siervos de Dios pasaron por la escuela del Espíritu Santo. Es decir, Dios fue quien les enseñó y convirtió en grandes hombres. Les dio mensajes a través de revelaciones, sueños y visiones, y les ayudó a comprenderlos. Esa es la Escuela del Espíritu Santo. Lo que Dios hizo por ellos, hará por ti si lo deseas.
Por lo tanto, aparta un tiempo para Él y empieza en seguida. ¡Te sorprenderá lo que vas a crecer en tu vida espiritual!