Devocional Cielos Abiertos

¿HIJO O SIERVO?

Memoriza: «Yo le seré por padre, y él me será por hijo; y no quitaré de él mi misericordia, como la quité de aquel que fue antes de ti;» 1 Crónicas 17:13

Lee: Lucas 15:11 – 32

Parábola del hijo pródigo

11 También dijo: Un hombre tenía dos hijos; 12 y el menor de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes. 13 No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente. 14 Y cuando todo lo hubo malgastado, vino una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle. 15 Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su hacienda para que apacentase cerdos. 16 Y deseaba llenar su vientre de las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie le daba. 17 Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre! 18 Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. 19 Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros. 20 Y levantándose, vino a su padre. Y cuando aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó. 21 Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22 Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23 Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24 porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

25 Y su hijo mayor estaba en el campo; y cuando vino, y llegó cerca de la casa, oyó la música y las danzas; 26 y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. 27 Él le dijo: Tu hermano ha venido; y tu padre ha hecho matar el becerro gordo, por haberle recibido bueno y sano. 28 Entonces se enojó, y no quería entrar. Salió por tanto su padre, y le rogaba que entrase. 29 Mas él, respondiendo, dijo al padre: He aquí, tantos años te sirvo, no habiéndote desobedecido jamás, y nunca me has dado ni un cabrito para gozarme con mis amigos. 30 Pero cuando vino este tu hijo, que ha consumido tus bienes con rameras, has hecho matar para él el becerro gordo. 31 Él entonces le dijo: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todas mis cosas son tuyas. 32 Mas era necesario hacer fiesta y regocijarnos, porque este tu hermano era muerto, y ha revivido; se había perdido, y es hallado.

BIBLIA EN UN AÑO: Levítico 8 – 10

MENSAJE

Siempre que insisto en que no soy un siervo de Dios, sino un hijo de Dios, algunos se preguntan, cual es la diferencia entre ser un hijo de Dios y los siervos de Dios. Simplemente, un hijo de Dios tiene muchas ventajas que los siervos de Dios no tienen.

En Juan 8:35, la Biblia dice que, a diferencia de un siervo, un hijo habita en la casa para siempre. Un siervo puede dejar el trabajo o ser despedido, pero un hijo no puede ser despedido. Cuando un padre dice, «Te rechazo como hijo, te desheredo», es un broma porque su sangre está corriendo por la venas de ese niño, él no puede quitar esa sangre. Por lo tanto, un hijo siempre estará en la casa. Las implicaciones de esto solamente, son muchas. Salmos 23:6, por ejemplo, dice: «Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en la casa de Jehová moraré por largos días.» Aquel que habita en la casa para siempre tiene la seguridad de que el bien y la misericordia le seguirán para siempre. También, de acuerdo con Salmos 91:1, «El que habita al abrigo del Altísimo Morará bajo la sombra del Omnipotente.»

Un siervo es siempre un visitante; viene a la presencia del amo cuando se le necesita, y se va cuando ya no es necesario. Un hijo, sien embargo, es un habitante; él está en la casa todo el tiempo. Además, de acuerdo con Juan 5:20, el hijo ve todo lo que el padre hace; el siervo no ve todo lo que el amo hace. Hay belleza y gozo en saber lo que Dios está haciendo y ser capaz de ver con anticipación lo que Dios va a hacer. Por ejemplo, hace años, cuando se avecinaban problemas, les dije a aquellos que estaban. cerca de mi, «Se avecinan problemas, pero al final de ello, alguien será pillado» y así sucedió, porque tuve el privilegio como hijo de ver lo que mi Padre estaba haciendo.

Hay ciertas cosas que pueden suceder a los siervos que nunca les sucederán a los hijos. Por ejemplo, con todo lo bueno que era Job, Dios le llamó «mi siervo», no es de extrañar que Dios permitiera que Satanás experimentara con él (Job1:8 – 12). MI padre nunca permitirá que el enemigo experimente con mi salud, mis recursos o cualquier cosa en mi vida porque yo soy Su hijo.

Mañana, por su gracia, comenzaré un estudio de cómo convertirse en hijo de Dios.

PUNTO CLAVE: Ser un hijo de Dios es superior a ser Su siervo.