Devocional Cielos Abiertos

TIEMPO Y OPORTUNDIADES

Memoriza: «Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, Que traigamos al corazón sabiduría.» Salmos 90:12

Lee: Proverbios 3:5 – 7

Fíate de Jehová de todo tu corazón,

Y no te apoyes en tu propia prudencia.

Reconócelo en todos tus caminos,

Y él enderezará tus veredas.

No seas sabio en tu propia opinión;

Teme a Jehová, y apártate del mal;

BIBLIA EN UN AÑO: Salmos 69 – 72

MENSAJE

El tiempo es un concepto bastante difícil de definir. Una forma muy sencilla de describirlo es que es un río que fluye constantemente. Sigue fluyendo en cierta dirección y lleva a todos con él. No importa lo que estés haciendo, el tiempo sigue fluyendo. Por lo tanto, cuando no haces lo que se supone que debes hacer en el momento adecuado, no solo habrás perdido una parte de tu tiempo en la tierra, sino también una parte de tu vida. Es por eso que no puedes permitirse el lujo de ser perezoso.

Una de las cosas que debes entender sobre el río llamado tiempo es que a medida que te lleva, constantemente te brinda oportunidades. Te lleva a través de estas oportunidades desde el día en que naciste hasta el día de tu muerte. Mientras fluyes, vas de un lugar a otro y te encuentras con una persona u otra. Cada persona o lugar surge como una oportunidad. Si no aprovechas esa oportunidad cuando aparece, puedes perderla para siempre, pues este río llamado tiempo no fluye hacia atrás. Cuando entiendas esto sobre el tiempo, te darás cuenta de que lo que influye en si tendrás éxito es tu habilidad para identificar y aprovechar las oportunidades (Eclesiastés 9:11).

El río llamado tiempo tiene fronteras a ambos lados y normalmente tú estás en el medio. De vez en cuando, cuando Dios te ama de verdad, te pone en contacto con la persona adecuada y te dice que la sigas. Si eres lo suficientemente sabio como para obedecerle sin hacer preguntas, entonces llegarás a tu destino ordenado por Dios. Esto es lo que me sucedió cuando conocí a mi Padre-en-el-Señor, Pastor Akindayomi. Yo tenía un doctorado en matemáticas, lo cual, era algo muy importante en aquel entonces. Mi Padre-en-el-Señor ni siquiera sabía leer ni escribir. Solo podía leer la Biblia debido a una habilidad dada por Dios, sin embargo, Dios dijo que debía someterme y seguirlo. Finalmente, cuando iba a estar con el Señor, escribió en su testamento que yo debería asumir el liderazgo de la Iglesia. Mi salario en ese momento era más que los ingresos de toda la Iglesia, pero obedecí. Así fue como el río del tiempo me trajo hasta donde estoy ahora.

Si quieres cumplir tu destino, confía en Dios para que te muestre las oportunidades escondidas en las personas que conoces y los lugares a los que vas, para que llegues al final que esperas.

PUNTO CLAVE: Padre, por favor, no me dejes perder mis oportunidades en la vida, en el nombre de Jesús.