Devocional Cielos Abiertos

AYUDA DIVINA III

Memoriza: “Y mirándolos Jesús, les dijo: Para los hombres esto es imposible; mas para Dios todo es posible.” Mateo 19:26

Lee: 2 Crónicas 20:1 – 25

Victoria sobre Moab y Amón

20 Pasadas estas cosas, aconteció que los hijos de Moab y de Amón, y con ellos otros de los amonitas, vinieron contra Josafat a la guerra. Y acudieron algunos y dieron aviso a Josafat, diciendo: Contra ti viene una gran multitud del otro lado del mar, y de Siria; y he aquí están en Hazezon-tamar, que es En-gadi. Entonces él tuvo temor; y Josafat humilló su rostro para consultar a Jehová, e hizo pregonar ayuno a todo Judá. Y se reunieron los de Judá para pedir socorro a Jehová; y también de todas las ciudades de Judá vinieron a pedir ayuda a Jehová.

Entonces Josafat se puso en pie en la asamblea de Judá y de Jerusalén, en la casa de Jehová, delante del atrio nuevo; y dijo: Jehová Dios de nuestros padres, ¿no eres tú Dios en los cielos, y tienes dominio sobre todos los reinos de las naciones? ¿No está en tu mano tal fuerza y poder, que no hay quien te resista? Dios nuestro, ¿no echaste tú los moradores de esta tierra delante de tu pueblo Israel, y la diste a la descendencia de Abraham tu amigo para siempre? Y ellos han habitado en ella, y te han edificado en ella santuario a tu nombre, diciendo: Si mal viniere sobre nosotros, o espada de castigo, o pestilencia, o hambre, nos presentaremos delante de esta casa, y delante de ti (porque tu nombre está en esta casa), y a causa de nuestras tribulaciones clamaremos a ti, y tú nos oirás y salvarás. 10 Ahora, pues, he aquí los hijos de Amón y de Moab, y los del monte de Seir, a cuya tierra no quisiste que pasase Israel cuando venía de la tierra de Egipto, sino que se apartase de ellos, y no los destruyese; 11 he aquí ellos nos dan el pago viniendo a arrojarnos de la heredad que tú nos diste en posesión. 12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.

13 Y todo Judá estaba en pie delante de Jehová, con sus niños y sus mujeres y sus hijos. 14 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; 15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios. 16 Mañana descenderéis contra ellos; he aquí que ellos subirán por la cuesta de Sis, y los hallaréis junto al arroyo, antes del desierto de Jeruel. 17 No habrá para qué peleéis vosotros en este caso; paraos, estad quietos, y ved la salvación de Jehová con vosotros. Oh Judá y Jerusalén, no temáis ni desmayéis; salid mañana contra ellos, porque Jehová estará con vosotros.

18 Entonces Josafat se inclinó rostro a tierra, y asimismo todo Judá y los moradores de Jerusalén se postraron delante de Jehová, y adoraron a Jehová. 19 Y se levantaron los levitas de los hijos de Coat y de los hijos de Coré, para alabar a Jehová el Dios de Israel con fuerte y alta voz.

20 Y cuando se levantaron por la mañana, salieron al desierto de Tecoa. Y mientras ellos salían, Josafat, estando en pie, dijo: Oídme, Judá y moradores de Jerusalén. Creed en Jehová vuestro Dios, y estaréis seguros; creed a sus profetas, y seréis prosperados. 21 Y habido consejo con el pueblo, puso a algunos que cantasen y alabasen a Jehová, vestidos de ornamentos sagrados, mientras salía la gente armada, y que dijesen: Glorificad a Jehová, porque su misericordia es para siempre. 22 Y cuando comenzaron a entonar cantos de alabanza, Jehová puso contra los hijos de Amón, de Moab y del monte de Seir, las emboscadas de ellos mismos que venían contra Judá, y se mataron los unos a los otros. 23 Porque los hijos de Amón y Moab se levantaron contra los del monte de Seir para matarlos y destruirlos; y cuando hubieron acabado con los del monte de Seir, cada cual ayudó a la destrucción de su compañero.

24 Y luego que vino Judá a la torre del desierto, miraron hacia la multitud, y he aquí yacían ellos en tierra muertos, pues ninguno había escapado. 25 Viniendo entonces Josafat y su pueblo a despojarlos, hallaron entre los cadáveres muchas riquezas, así vestidos como alhajas preciosas, que tomaron para sí, tantos, que no los podían llevar; tres días estuvieron recogiendo el botín, porque era mucho.

BIBLIA EN UN AÑO: 2 Crónicas 17 – 20

MENSAJE

Dios puede ayudarte incluso cuando las probabilidades en tu contra son abrumadoras. Cuando Él lo decida, mostrará las probabilidades de que Él sigue siendo el Dios que todo lo puede. En Isaías 43:13, el Dios Todopoderoso dice que nadie puede pararle cuando Él decide obrar. En otras palabras, no importa cuántas fuerzas estén en guerra contra ti; cuando Dios decide ayudarte, nada puede detenerle.

En Daniel 3, cuando Sadrac, Mesac y Abed-nego iban a ser arrojados al horno de fuego, el horno se calentó siete veces más, pero las únicas personas que murieron fueron los soldados que arrojaron a los jovenes adentro. Las personas arrojadas directamente al horno salieron vivas. En Jueces 15:11-15, la Biblia dice que los familiares de Sansón lo entregaron a sus enemigos, pero al final del día, mil de estos enemigos estaban muertos y el resto huyó. No importa con cuántos enemigos estés lidiando; Dios te ayudará a lidiar con todos ellos, en el nombre de Jesús.

Mi Dios es Aquel que hace camino donde no hay camino, así que cuando parece que no hay salida, Dios todavía puede abrir camino. Un día, mientras estaba en el extranjero, me dijeron que uno de mis hijos espirituales estaba en el hospital con un caso avanzado de cáncer. Humanamente hablando, su caso era completamente desesperado. Fui a visitarlo al hospital un sábado y oré por él. Para el miércoles siguiente, mi hijo fue dado de alta completamente sano. La belleza de esa historia es que todas las demás personas que estaban en el mismo pabellón del hospital cuando oré por él también fueron sanadas y dadas de alta.

También está el caso de una señora a la que los médicos le habían dicho que tenía un 99,99% de posibilidades de morir a causa de una enfermedad en particular. No podía ir al hospital en ese momento, así que oré sobre un pañuelo y se lo envié. Dios usó el 0.01% restante que el doctor omitió para salvarle la vida. Ella escribió un libro titulado “Rescatada de las fauces de la muerte”, testificando de su sanidad divina. No sé cuán desesperado parece ser tu caso; Es posible que todos se hayan dado por vencidos contigo, pero decreto que Dios te abrirá un camino hoy, en el nombre de Jesús.

PUNTO DE ORACIÓN: Padre, nada es imposible contigo. Por favor, ven a rescatarme hoy, en el nombre de Jesús.