Memoriza: «Jesús les dijo: Por vuestra poca fe; porque de cierto os digo, que si tuviereis fe como un grano de mostaza, diréis a este monte: Pásate de aquí allá, y se pasará; y nada os será imposible.» Mateo 17:20
Lee: Juan 20:24 – 29
Incredulidad de Tomás
24 Pero Tomás, uno de los doce, llamado Dídimo, no estaba con ellos cuando Jesús vino. 25 Le dijeron, pues, los otros discípulos: Al Señor hemos visto. Él les dijo: Si no viere en sus manos la señal de los clavos, y metiere mi dedo en el lugar de los clavos, y metiere mi mano en su costado, no creeré.
26 Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro, y con ellos Tomás. Llegó Jesús, estando las puertas cerradas, y se puso en medio y les dijo: Paz a vosotros. 27 Luego dijo a Tomás: Pon aquí tu dedo, y mira mis manos; y acerca tu mano, y métela en mi costado; y no seas incrédulo, sino creyente. 28 Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío! 29 Jesús le dijo: Porque me has visto, Tomás, creíste; bienaventurados los que no vieron, y creyeron.
MENSAJE
Uno de los títulos de nuestro Señor Jesucristo es la Verdad. Juan 14:6 dice:
«Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí.»
Muchas veces la gente erróneamente toma los hechos por la verdad. Esto puede confundir. Los hechos tratan de la evidencia material, esto es, las cosas que puedes examinar con tus cinco sentidos: por eso es tan fácil para los humanos relacionarse con los hechos. Por otro lado, la verdad es la evidencia en el reino espiritual: va más allá de lo que podemos ver. Por ejemplo, cuando Jesús resucitó de la muerte y se le apareció a los discípulos, Tomás, que no estaba present, no creyó lo que le decían hasta que tocó las palmas de los pies de Jesús.
La palabra de Dios es verdad, y solo podemos acceder a las bendiciones que hay en ella cuando caminamos por fe y no por lo que vemos. Por ejemplo, si la única vez que creíste que Dios estaba contigo fue cuando le sentiste moverse con fuerza, entonces quizás estés equivocado porque Dios ha prometido que Él siempre estará contigo. (Mateo 28:20).
PUNTO CLAVE: La palabra de Dios es verdad; cree en ello para disfrutar de sus bendiciones.