Devocional Cielos Abiertos

EL APACIGUADOR DE TORMENTAS

Memoriza: «Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza.» Marcos 4:39

Lee: Marcos 4:35 – 41

Jesús calma la tempestad

35 Aquel día, cuando llegó la noche, les dijo: Pasemos al otro lado. 36 Y despidiendo a la multitud, le tomaron como estaba, en la barca; y había también con él otras barcas. 37 Pero se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba. 38 Y él estaba en la popa, durmiendo sobre un cabezal; y le despertaron, y le dijeron: Maestro, ¿no tienes cuidado que perecemos? 39 Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza. 40 Y les dijo: ¿Por qué estáis así amedrentados? ¿Cómo no tenéis fe? 41 Entonces temieron con gran temor, y se decían el uno al otro: ¿Quién es este, que aun el viento y el mar le obedecen?

BIBLIA EN UN AÑO: Josué 8 – 10

MENSAJE

Una tormenta es un problema tan grande y pesado que nadie puede resolverlo solo. Sin embargo, las tormentas pueden apaciguarse, y desde mi estudio de las Escrituras, puedo decir que dicha ocurrencia es el resultado de la colaboración entre Dios el hombre.

Cuando una tormenta se estaba acercando en las bodas de Canan de Galilea, había una necesidad de que los sirvientes colaboraran con Jesús para poder apaciguarla (Juan 2:1 – 10). Si ellos hubieran discutido sobre poner el agua dentro de una vasija y llevarle una copa al Jefe de Ceremonias, la tormenta no se hubiera apaciguado.

cuando la viuda del profeta en 2 Reyes 4:1 – 7, fue golpeado por una tormena que podía haberse llevado a sus hijos, a ella se le ordenó tomar prestadas vasijas vacías en las que pondría el poco aceite que tenía. Esta instrucción no tenía sentido poero ella hizo su parte al obedecer, y Dios hizo la Suya al multiplicar el aceite. Si puedes colaborar con Dios, Él puede ayudarte a apaciguar la tormenta.

Algunos años atrás, mientras preparaba un programa en el nombre, me dijeron que las tormentas de arena allí podían ponerse tan mal que no se podría ver nada en absoluto. Dije, «Ok lo entiendo». Esa tarde, mientas estaba teniendo el programa afuera, porque la multitud era mucha para esa pequeña iglesia, una tormenta de arena empezó de repente y la gente empezó a entrar en pánico. Entonces escuche a mi Padre diciéndome, «Estira tu ano y di, Paz». Hice esto y de inmediato, el viento se paró, la arena cayó en tierra y tuvimos un programa maravilloso.

En Marcos 4:35 – 41, el Señor y Sus discípulos estaban viajando en un bote cuando una tormenta se levantó. El Señor se levantó y apaciguó la tormenta, pero entonces preguntó, «¿Por qué tenéis tanto miedo? ¿Dónde está vuestra fe?»

¿Hay alguna tormenta en tu vida que te ha amenazado durante mucho tiempo? La pregunta para ti es, «¿Cómo es que no tienes fe?» ¿No sabes que, si tan solo colaboras con Dios, podrás apaciguar esa tormenta? Vea Dios en oración y quédate en Su presencia hasta que Él te diga lo que tienes que hacer para apaciguar esa tormenta. Un hombre o una mujer de Dios no deben de tener miedo por una tormenta. Simplemente debe de hablar paz a la. tormenta en el nombre de Jesús, y se apaciguará.

PUNTO DE ORACIÓN: Padre, por favor, dime lo que tengo que hacer para apaciguar esta tormenta (menciona la tormenta) en mi vida, y en mi familia, en el nombre de Jesús.