Devocional Cielos Abiertos

PARÁBOLA DEL RICO INSENSATO

Memoriza: “El alma generosa será prosperada; Y el que saciare, él también será saciado.” Proverbios 11:25

Lee: Lucas 12:13 – 21

El rico insensato

13 Le dijo uno de la multitud: Maestro, di a mi hermano que parta conmigo la herencia. 14 Mas él le dijo: Hombre, ¿quién me ha puesto sobre vosotros como juez o partidor? 15 Y les dijo: Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. 16 También les refirió una parábola, diciendo: La heredad de un hombre rico había producido mucho. 17 Y él pensaba dentro de sí, diciendo: ¿Qué haré, porque no tengo dónde guardar mis frutos? 18 Y dijo: Esto haré: derribaré mis graneros, y los edificaré mayores, y allí guardaré todos mis frutos y mis bienes; 19 y diré a mi alma: Alma, muchos bienes tienes guardados para muchos años; repósate, come, bebe, regocíjate. 20 Pero Dios le dijo: Necio, esta noche vienen a pedirte tu alma; y lo que has provisto, ¿de quién será? 21 Así es el que hace para sí tesoro, y no es rico para con Dios.

MENSAJE

La parábola del rico insensato explica mucho sobre la relación de una persona con el dinero y cómo esto impacta en nuestra relación con Dios. En esta parábola, un granjero produjo mucha cosecha, más del que podía almacenar.Su solución fue derribar sus graneros y construir otros más grandes para guardar el excedente y así poder sentarse y disfrutar de la vida. Dios lo llamó tonto y exigió su alma esa noche, haciendo inútiles sus ambiciones egoístas.

Esta parábola es una severa advertencia para la gente tacaña y egoísta, para que se arrepientan de sus caminos delante de Dios. Una persona que no tiene ninguna consideración por Dios u otras personas, y tiene la mentalidad de “yo, yo mismo y después yo”, al final será víctima del juicio de Dios.

Si tu en este momento te encuentras complaciendo los estándares y deseos mundanos, entonces te estás alejando.

En el nombre de Cristo te imploro, que evites los deseos lujuriosos por las cosas mundanas y, más bien, seas un canal de bendición para los demás.

PUNTO CLAVE: Dios te ha bendecido para que puedas bendecir a otros. No seas egoísta ni tacaño.