Devocional Cielos Abiertos para Adolescentes

UNA PRESA PUEDE SER LIBERADA

Memoriza: «Pero así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos.» Isaías 49:25

Lee: Jeremías 30:15 – 19

15 ¿Por qué gritas a causa de tu quebrantamiento? Incurable es tu dolor, porque por la grandeza de tu iniquidad y por tus muchos pecados te he hecho esto. 16 Pero serán consumidos todos los que te consumen; y todos tus adversarios, todos irán en cautiverio; hollados serán los que te hollaron, y a todos los que hicieron presa de ti daré en presa. 17 Mas yo haré venir sanidad para ti, y sanaré tus heridas, dice Jehová; porque desechada te llamaron, diciendo: Esta es Sion, de la que nadie se acuerda.

18 Así ha dicho Jehová: He aquí yo hago volver los cautivos de las tiendas de Jacob, y de sus tiendas tendré misericordia, y la ciudad será edificada sobre su colina, y el templo será asentado según su forma. 19 Y saldrá de ellos acción de gracias, y voz de nación que está en regocijo, y los multiplicaré, y no serán disminuidos; los multiplicaré, y no serán menoscabados.

MENSAJE

Una presa es un animal que ha sido atrapado por un depredador como comida, pero cuando a una persona se le llama presa, connota la impotencia e inhabilidad de la personas para resistir el ataque. 1 Pedro 5:8 dice:

«Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar»

El mayor depredador de los hijos de Dios es el diablo, y él siempre está de aquí para allá buscando los vacíos y las debilidades de los creyentes para poder atacarles inesperadamente.

Gracias a Dios, nuestro versículo a memorizar establece que el Señor puede liberar a cualquiera de Sus hijos de las manos del depredador, siempre que la persona viva en santidad y camine en los caminos del Señor. Hoy te invito a estar en el lado del Señor para que nunca te conviertas en presa del diablo.

PUNTO DE ORACIÓN: Padre, líbrame de las manos del terrible para que no sea maldecido, en el nombre de Jesús.