Devocional Cielos Abiertos

OFRENDA DE SACRIFICIO

Memoriza: «Y el rey dijo a Arauna: No, sino por precio te lo compraré; porque no ofreceré a Jehová mi Dios holocaustos que no me cuesten nada. Entonces David compró la era y los bueyes por cincuenta siclos de plata.» 2 Samuel 24:24

Lee: Lucas 21:1 – 4

La ofrenda de la viuda

21 Levantando los ojos, vio a los ricos que echaban sus ofrendas en el arca de las ofrendas. Vio también a una viuda muy pobre, que echaba allí dos blancas. Y dijo: En verdad os digo, que esta viuda pobre echó más que todos. Porque todos aquellos echaron para las ofrendas de Dios de lo que les sobra; mas esta, de su pobreza echó todo el sustento que tenía.

BIBLIA EN UN AÑO: Apocalipsis 10 – 14

MENSAJE

En nuestro texto Bíblico de hoy, leemos sobre la viuda que dio todo lo que tenía y el Señor Jesús se quedó muy impresionado con ella. Él dijo que ella había dado más que los otros aun cuando lo que ella dio no era tanto como lo que habían dado los demás.

Muchas personas, cuando quieren ser tacaños, se aprovechan de esa historia y dicen, Esta es mi ofrenda de la viuda. Se están engañando a si mismos porque yo les diré, primeramente, tú no eres una viuda. En segundo lugar, no estás dándolo todo, es cuando has dado todo lo que tienes que puedes usar ese ejemplo.

Cuando traes algo delante de Dios que no te ha costado nada, esto tiene muy poco valor a Sus ojos. De hecho, a veces, Él ve las ofrendas de la gente y se siente insultado. Él sabe cuando Él les ha dado a ellos, aún así, cuando ellos traen una ofrenda, la traen delante de Él como si Él fuera un mendigo. No es de extrañar que Dios ignore las ofrendas de muchos. La declaración de David en 2 Samuel 24:24, donde él dijo que nunca daría a Dios lo que a él no le había costado nada, debería ser uno de nuestros puntos a vigilar, siempre que queramos dar una ofrenda a Dios.

Salmos 126:5 – 6 dice:


«5 
Al que hizo los cielos con entendimiento,

Porque para siempre es su misericordia.

Al que extendió la tierra sobre las aguas,

Porque para siempre es su misericordia.»

Cuando presentas tu semilla delante de Dios, examínala: ¿puede ser descrita como una semilla preciosa? Son aquellos que van delante de Él con lo que se podría comparar con una «semilla preciosa» los que volverán regocijándose sin ninguna duda. Proverbios 11:25 dice que es el alma generosa la que será prosperada, no la que es tacaña. Según la medida de tu siembra, así será la de tu cosecha. 2 Corintios 9:6 dice:

«Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará.»

No ofrendes a Dios lo que no te ha costado nada. Puedes decidir la cuantía de tu cosecha con el tamaño de tu siembra.

PUNTO CLAVE: Cuando traigas algo delante de Dios que no te ha costado nada, Dios no ve ningún valor en ello.