MEMORIZA: «La muerte y la vida están en poder de la lengua, Y el que la ama comerá de sus frutos.» PROVERBIOS 18:21
LEE: HEBREOS 13:5 – 6
5 Sean vuestras costumbres sin avaricia, contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te dejaré; 6 de manera que podemos decir confiadamente:
El Señor es mi ayudador; no temeré
Lo que me pueda hacer el hombre.
BIBLIA EN UN AÑO: MATEO 21 – 22
MENSAJE
Las palabras dichas sin cuidado drenan la batería espiritual de un Cristiano. Cuando un creyente habla continuamente con palabras que son contrarias a la voluntad de Dios para su vida, ese creyente acabará desinflándose espiritualmente a sí mismo. Cuando tu corazón está lleno de la palabra de Dios, y tus palabras están en acuerdo con Su palabra, tu permanecerás fuerte en fe y vibrante en Espíritu.
Salmos 107:2 dice;
«Díganlo los redimidos de Jehová, Los que ha redimido del poder del enemigo,»
¿Sabes porqué los redimidos del Señor deben decir esto? Es porque hay poder en lo que decimos. Si eres el redimido del Señor y sigues hablando con palabras de aquellos que no son redimidas, cosecharás los frutos de las cosas que dices.
Cuando un creyente cuyas declaraciones deberían estar llenas de gracia y sal (Colosenses 4:6), habla continuamente con palabras negativas y descuidadas, solo es cuestión de tiempo antes de que su vida empiece a parecerse a las palabras que ha estado declarando.
Cuando las cosas no salen de la forma que tu quieres, o cuando la economía no parece favorable, no te olvides de que eres un redimido del Señor, y como resultado, estás programado para la victoria. Por lo tanto, no debes de re-programarte para el fracaso y la derrota a través de tus palabras.
Llena tu corazón con las palabras de Dios para que Sus palabras estén continuamente en tus labios, sin importar las cosas o situaciones que vengan a tu vida, porque de la abundancia del corazón, habla la boca (Lucas 6:45)
Si tu, sin embargo, ocupas tu mente con palabras negativas o erróneas, esas palabras serán las que aparecerán cuando lleguen las tormentas de la vida. Tu no puedes ser lo suficientemente valiente para decir que el Señor es tu socorro cuando no has escuchado y creído que Dios nunca te dejará ni te abandonará. Lo que escuchas continuamente es lo que construye la confianza o el miedo en ti.
En cualquier circunstancia en la que te encuentres, revisa que es lo que dice la palabra de Dios sobre ello; aférrate a la palabra y declárala sobre esa situación. Asegúrate de que las palabras en tus labios están en línea con lo que Dios dice en Su palabra, pero para hacer esto, debes de llenar tu corazón con la palabra de Dios, tus palabras serán sanas y llegas de gracia, y tu vida realmente reflejará Su gloria.
PUNTO CLAVE: Las palabras tienene poder para crear o destruir. Ten cuidado con lo que dices.
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MEMORIZAR: Proverbios 18:21
“Muerte y vida están en poder de la lengua; y el que la ama comerá de sus frutos”.
Este versículo establece el inmenso poder creativo que Dios ha otorgado al habla humana. Nuestras palabras no son meros sonidos; son contenedores de fuerza espiritual que, en última instancia, producirán una cosecha, ya sea de vida o muerte, en nuestras propias vidas.
LECTURA BÍBLICA: Hebreos 13:5-6
Este pasaje proporciona el fundamento para un habla llena de fe:
v. 5b: La Promesa: “Nunca te dejaré ni te desampararé”.
v. 6: La Proclamación: “Para que podamos decir con valentía: El Señor es mi ayudador, y no temeré lo que me pueda hacer el hombre”.
La promesa de Dios está diseñada para alimentar nuestra confesión valiente.
El Poder de Tu Proclamación
El pastor E.A. Adeboye ofrece una enseñanza crucial sobre la dinámica espiritual del habla. Para el creyente, las palabras no son neutrales; son canales llenos de fe que transmiten el poder de Dios o drenajes descuidados de energía espiritual. Tu boca es un instrumento creativo que programa tu destino.
Los Dos Reinos del Habla
El Lenguaje de los Redimidos (Vida):
Este es un habla que concuerda con la Palabra de Dios y su naturaleza. Es amable, sazonada con sal (Colosenses 4:6) y llena de fe. No es una negación de la realidad, sino una declaración de una verdad superior: la realidad de Dios.
- Función: Edifica, anima y evoca la voluntad de Dios (Efesios 4:29).
- Fuente: Un corazón lleno de la Palabra de Dios (Lucas 6:45).
- Resultado: Sostiene la fe, invita al poder de Dios y programa al orador para la victoria.
El Lenguaje de los No Redimidos (Muerte):
Este es un habla que concuerda con las circunstancias, los temores y los informes negativos. Es descuidada, negativa y contraria a la voluntad de Dios.
- Función: Drena la energía espiritual, inflama el miedo y provoca la derrota.
- Origen: Un corazón ocupado con las preocupaciones del mundo y la influencia negativa.
- Resultado: Desinfla la fe, fortalece al enemigo y prepara al orador para el fracaso.
El mecanismo del habla creativa
- Escuchar -> Fe -> Confesión -> Realidad (Romanos 10:17):
- La fe se construye al escuchar la Palabra de Dios. Esta fe se expresa en nuestra confesión, la cual, a su vez, moldea nuestra realidad. Para cambiar tu confesión, primero debes cambiar lo que estás escuchando y creyendo.
- El corazón como depósito (Lucas 6:45):
- La boca simplemente rebosa de lo que se ha almacenado en el corazón. Un corazón lleno de las promesas de Dios naturalmente hablará palabras de vida. Un corazón lleno de noticias, chismes y miedo hablará palabras de muerte.
- El principio de “Dilo” (Salmo 107:2):
- La redención es una obra consumada, pero sus beneficios se obtienen mediante la proclamación. Dios instruye a los redimidos a “decirlo” porque la aceptación verbal de su verdad libera su poder en nuestras circunstancias.
Cómo aprovechar el poder de tu lengua
- Audita tu discurso:
Escucha atentamente lo que dices sobre tu salud, finanzas, familia y futuro. Elimina frases como “Siempre estoy en la ruina”, “Esto nunca cambiará” o “Estoy muy cansado”. - Satura tu corazón con la Palabra de Dios:
No puedes hablar lo que no sabes. Prioriza la meditación diaria en las Escrituras (Josué 1:8). Deja que la palabra de Cristo more en abundancia en ti (Colosenses 3:16). - Alinea con valentía tu confesión con la promesa de Dios:
Sigue el modelo de Hebreos 13:5-6. Cuando Dios dice: “Nunca te abandonaré”, tu respuesta debe ser: “El Señor es mi ayudador; no temeré”. Habla de tu situación basándote en lo que Dios ha dicho, no en lo que ves. - Cuida tus oídos:
Lo que escuchas eventualmente saldrá de tu boca. Limita tu exposición a noticias negativas, conversaciones infieles y medios de comunicación basados en el miedo.
Advertencia: La palabra descuidada
Las palabras descuidadas son como agujeros en una batería espiritual; agotan tu fe y te dejan sin poder en el día de la adversidad. Un creyente que constantemente habla de derrota no puede caminar en victoria, porque constantemente contradice y anula la obra de Cristo en su favor.
Conclusión: Prepárate para la victoria
Ora así:
“Padre Celestial, te agradezco por el poder de vida y muerte en mi lengua. Perdóname por cada palabra descuidada que he pronunciado, que ha drenado mi fe y te ha deshonrado. Hoy, tomo control de mis palabras. Satura mi corazón con Tu Palabra para que mi boca rebose de vida, gracia y fe. Declaro que [inserta una promesa específica de la Palabra de Dios] está sobre mi vida. Mi boca está programada para la victoria, en el nombre de Jesús. Amén”.
Pasos a seguir:
- Tarjetas de las Escrituras: Escribe de 3 a 5 promesas clave de la Palabra de Dios y llévalas contigo. Repítelas en voz alta a lo largo del día.
- Ayuna de la negatividad: Durante las próximas 24 horas, comprométete a decir solo palabras positivas, llenas de fe y alineadas con las Escrituras.
- Busca un compañero de confesión: Colabora con un creyente para que se responsabilicen mutuamente de hablar con vida. Responde, no reacciones: Cuando te enfrentes a una mala noticia, acostúmbrate a hacer una pausa y responder con la Palabra de Dios en lugar de reaccionar con miedo.
Recuerda: Eres un redimido del Señor. DILO. Tus palabras moldean tu mundo. Elígelas sabiamente.
“Muerte y vida están en el poder de la lengua…” (Proverbios 18:21). ¿Qué liberarás hoy?
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Amén