MEMORIZA: «Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.» ROMANOS 8:9
LEE: GÁLATAS 5:16 – 18
Las obras de la carne y el fruto del Espíritu
16 Digo, pues: Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne. 17 Porque el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne; y estos se oponen entre sí, para que no hagáis lo que quisiereis. 18 Pero si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo la ley.
BIBLIA EN UN AÑO: MATEO 18 – 20
MENSAJE
La lectura Bíblica de hoy nos dice que la carne y el espíritu están en una guerra constante, y aquel al que alimentamos es el que ganará. para vivir por encima de la carne, un hijo de Dios debe de seguir alimentando y llenando su espíritu con la palabra de Dios.
La historia de Pedro en Lucas 22:54 – 62 es muy aleccionadora. Él era uno de los discípulos a quienes Jesús envió a algunas ciudades y pueblos para predicar el evangelio y que regresaron con gozo porque los diablos se sometían a ellos (Lucas 10:17). Él también estaba presente cuando Jesús alimentó los cinco mil (Marcos 6:35 – 44) y resucitó a Lázaro de la muerte (Juan 11:1 – 44). Una vez,, él incluso caminó sobre el agua (Mateo 14:28 – 29). Siempre y cuando Pedro alimentaba su espíritu, el diablo no podía tocarle.
Sin embargo, en el momento en el que empezó a alimentar su ego alardeando de que él nunca podría negar a Jesús (Mateo 26:34 – 35), se volvió débil espiritualmente. Jesús le había advertido a Pedro de que el diablo le había puesto en su punto de mira para hacerle caer (Lucas 22:31), pero en vez de volver al lugar secreto para fortalecerse, él siguió alardeando sobre si inhabilidad para caer hasta que al final cayó.
Cuando no alimentas tu espíritu, te vuelves vulnerable a los ataques del enemigo. Te haces extremadamente sensible a las ofensas y te molestas fácilmente, irritándote por cualquier cosa.
Alimentar tu espíritu debe de ser un ejercicio habitual. En Mateo 6:34, Jesús dijo, «…Basta a cada día su propio mal.» En otras palabras, para vencer al diablo cada día, debes de alimentar tu espíritu a diario. Debes de pasar tiempo en la palabra de Dios.
Josué 1:8 dice, «Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él…» Debes también de pasar tiempo en oración para que no te conviertas en una víctima del enemigo.
Algunos pastores se han familiarizado tanto con lap alabra que no ven la necesidad de estudiar sus Biblias, y orar como antes. Ello puede preparar un sermón en poco tiempo, y esto les hace pensar que están bien espiritualmente. Si sigues matando de hambre a tu espíritu, es cuestión de tiempo que te seques. No dejes que el diablo te engaño, en pensar que esetás bien cuando no estás alimentando tu espíritu. Él quiere secarte para poder conquistarte.
Alimenta tu espíritu todos los días estudiando la palabra de Dios y estando en comunión con el Espíritu Santo.
REFLEXIÓN: ¿Has estado alimentando tu espíritu o tu carne?
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MEMORIZA: ROMANOS 8:9
«Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.»
Este versículo establece la identidad fundamental del creyente: no somos identificados por la carne, sino por el Espíritu que vive en nosotros. Nuestra victoria diaria depende de vivir en acuerdo con esta realidad espiritual.
LECTURA BÍBLICA: GÁLATAS 5: 16 – 18
Este pasaje describe el conflicto central y la estrategia divina para la victoria:
v. 16: El mandato: «Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne».
v. 17: El conflicto: La carne y el Espíritu están en constante oposición.
v. 18: La clave: Ser guiados por el Espíritu es el antídoto contra la condenación de la ley.
Ganando la Guerra Interior
El pastor E.A. Adeboye ofrece un mensaje crucial sobre el mantenimiento espiritual, utilizando el ejemplo aleccionador de Pedro para ilustrar una verdad universal: la unción pasada no garantiza contra el fracaso presente. Una victoria sostenida requiere nutrir nuestro hombre interior a diario y con intención.
El Principio de la Nutrición Espiritual
La guerra entre la carne y el espíritu no se gana con la fuerza de voluntad, sino con la nutrición. La naturaleza que más alimentes dominará tu vida. Un espíritu hambriento siempre será dominado por una carne bien alimentada.
El Caso de Estudio de Pedro: Del Poder al Fracaso
- El Espíritu Alimentado (La Temporada de Poder):
Cuando el espíritu de Pedro se alimentaba constantemente a través de la comunión íntima con Cristo, operaba con un poder increíble: predicaba con autoridad, caminaba sobre el agua y recibía revelación divina (Mateo 16:17). Su espíritu era fuerte y dominante. - El Espíritu Hambriento (El Camino al Fracaso):
El declive de Pedro comenzó cuando dejó de alimentar su espíritu para alimentar su carne, específicamente, su ego y su confianza en sí mismo (Mateo 26:33-35). Descuidó la advertencia específica de Jesús (Lucas 22:31) y la instrucción de “velar y orar” (Mateo 26:41). Un espíritu hambriento conduce a:- Vulnerabilidad espiritual a los ataques del enemigo.
- Hipersensibilidad e irritabilidad.
- Negación total de Cristo bajo presión.
Cómo Alimentar Tu Espíritu Diariamente
- Aliméntate constantemente de la Palabra de Dios:
Esto no es para preparar sermones, sino para el alimento personal. La meditación (Josué 1:8) es el proceso de digerir las Escrituras para que formen parte de tu ADN espiritual, brindándote fuerza y sabiduría para los desafíos diarios. - Oración y Comunión Persistentes:
La oración no es un monólogo, sino un diálogo. Es la comunión con el Espíritu Santo la que fortalece tu hombre interior (Judas 1:20) y te mantiene sensible a su guía, asegurando que seas guiado por el Espíritu y no impulsado por la carne. - Cuídate de la familiaridad:
El peligro para los pastores y creyentes de larga data es la familiaridad: la sensación de saber suficiente. Este engaño lleva a una dieta espiritual descuidada, lo que resulta en sequedad y, finalmente, en fracaso. Nunca sustituyas la preparación del sermón por la devoción personal.
Las consecuencias de un espíritu hambriento
- Sequedad espiritual: Falta de frescura y vitalidad en tu relación con Dios.
- Mayor vulnerabilidad: Incapacidad para resistir la tentación y los ataques del enemigo.
- Comportamiento carnal: Manifestar las obras de la carne (Gálatas 5:19-21), como la ira, los celos y la contienda.
- Ministerio sin poder: Realizar deberes religiosos sin el poder transformador de Dios que lo acompaña.
El Llamado a la Disciplina Diaria
Ora así:
“Espíritu Santo, mi Ayudador, reconozco mi total dependencia de Ti. Perdóname por cada vez que he descuidado mi espíritu y he alimentado mi carne. De hoy en adelante, me comprometo a una alimentación diaria de Tu Palabra y oración. Despierta en mí un hambre insaciable por Ti. Guíame y fortaléceme para que no satisfaga los deseos de la carne, sino que camine en victoria diaria, para Tu gloria. Amén.”
Pasos a seguir:
- Programa un Tiempo Diario de Alimentación: Considera tu tiempo de oración y estudio bíblico como una cita innegociable con Dios.
- Medita, no solo leas: Elige un versículo o pasaje corto cada día y reflexiona sobre él a lo largo del día. Pregúntate: ¿Qué me está diciendo Dios?
- Ayuna Regularmente: Niega tu carne para fortalecer tu espíritu. Esto puede ser una comida, una forma de entretenimiento o las redes sociales.
- Responsabilidad: Comparte tu compromiso con un compañero espiritual que pueda animarte y hacerte responsable.
Recuerda: No estás en la carne, sino en el Espíritu. Vive como tal. Alimenta la naturaleza correcta. La maldad de hoy requiere el alimento espiritual de hoy. No dejes que el maná de ayer sea suficiente para la batalla de hoy.
“Andad en el Espíritu, y no satisfagáis los deseos de la carne” (Gálatas 5:16). Esto es tanto un mandato como una promesa. Obedécelo y reclámalo.