MEMORIZA: «Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.» SALMOS 119:18
LEE:2 REYES 6:15 – 23
15Y se levantó de mañana y salió el que servía al varón de Dios, y he aquí el ejército que tenía sitiada la ciudad, con gente de a caballo y carros. Entonces su criado le dijo: ¡Ah, señor mío! ¿qué haremos? 16Él le dijo: No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos. 17Y oró Eliseo, y dijo: Te ruego, oh Jehová, que abras sus ojos para que vea. Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo. 18Y luego que los sirios descendieron a él, oró Eliseo a Jehová, y dijo: Te ruego que hieras con ceguera a esta gente. Y los hirió con ceguera, conforme a la petición de Eliseo. 19Después les dijo Eliseo: No es este el camino, ni es esta la ciudad; seguidme, y yo os guiaré al hombre que buscáis. Y los guio a Samaria.
20Y cuando llegaron a Samaria, dijo Eliseo: Jehová, abre los ojos de estos, para que vean. Y Jehová abrió sus ojos, y miraron, y se hallaban en medio de Samaria. 21Cuando el rey de Israel los hubo visto, dijo a Eliseo: ¿Los mataré, padre mío? 22Él le respondió: No los mates. ¿Matarías tú a los que tomaste cautivos con tu espada y con tu arco? Pon delante de ellos pan y agua, para que coman y beban, y vuelvan a sus señores. 23Entonces se les preparó una gran comida; y cuando habían comido y bebido, los envió, y ellos se volvieron a su señor. Y nunca más vinieron bandas armadas de Siria a la tierra de Israel.
BIBLIA EN UN AÑO: DANIEL 6 – 8
MENSAJE
Hoy, concluiré con el tema sobre los ojos espirituales, como parte de la serie que empecé hace tres días. En la lectura Bíblica de hoy, un ejército vino a arrestar a Eliseo, y su sirviente se asustó.
Eliseo sin embargo, no estaba preocupado; él le dijo a su sirviente que aquello que estaban con ellos eran más que aquellos en su contra. Él entonces, oró a Dios para que los ojos de su sirviente se abrieran. Aunque el chico no estaba físicamente ciego y podía ver el ejército Sirio, sus ojos espirituales necesitanban ser abiertos para poder ver el poderoso ejército de Dios que les rodeaba.
«…Entonces Jehová abrió los ojos del criado, y miró; y he aquí que el monte estaba lleno de gente de a caballo, y de carros de fuego alrededor de Eliseo.» – 2 Reyes 6:17
Después de que Dios abriera los ojos espirituales del sirviente de Elíseo, su miedo por el ejército Sirio debió de desaparecer de inmediato. Eliseo entonces le pidió a Dios que hiriera a los soldados sirios con ceguera, y él les condujo al palacio del rey. Él no llevaba ningún arma, ni tampoco ató a los soldados; simplemente les dijo que le siguieran, y porque se habían vuelto ciegos, ellos le siguieron al territorio de su enemigo. Ellos habrían perdido sus vidas ese día, si Eliseo no hubiera impedido que el rey los matara. Él fue capaz de arrestar a los soldados que habían venido a arrestarle a él porque podía ver más allá de lo físico.
En 1 Samuel 17, Israel estaba siendo atormentada por Goliat, El tormento se prolongó por 40 días con sus noches porque no había nadie que el campo de batalla cuyos ojos espirituales estuvieran abiertos.
Ellos solo veían a un gigante formidable, pero David vino al campo de batalla y vio a Goliat como un hombre muerto. David le dijo, «Vengo a tí en el nombre del Señor de los ejércitos, el Dios de los escuadrones de Israel, a quien has desafiado. Hoy, cortaré tu cabeza y alimentaré a las aves del cielo con los cuerpos del ejército filisteo, para que todo el mundo sepa que hay un Dios en Israel» (1 Samuel 17:45 – 46).
Lo que ves con tus ojos espirituales tendrá mucho que ver a la hora de determinar si serás una víctima o un creyente victorioso. Si has entregado tu vida a Jesucristo, pasa tiempo de calidad en constante comunión con Él. Al hacer esto, oro para que el Señor abra tus ojos espirituales. Pero si el Señor ya ha abierto tus ojos espirituales, oro por más revelación para ti, en el nombre de Jesús.
REFLEXIÓN: ¿Están abiertos tus ojos espirituales?
SIGUE LEYENDO Y PROFUNDIZA EN EL DEVOCIONAL DE HOY
MEMORIZA: SALMOS 119:18
«Abre mis ojos, y miraré Las maravillas de tu ley.»
Esta oración del salmista es el corazón del clamor por iluminación espiritual. Reconoce que la Biblia contiene revelaciones profundas que permanecen ocultas para la mente natural. Es una petición al Espíritu Santo, el autor de las Escrituras, para actuar como nuestro maestro divino, desvelar las «cosas maravillosas – las verdades profundas, promesas y estrategas – que están dentro de la palabra de Dios.
LECTURA BÍBLICA: 2 REYES 6:15 – 23
Esta narrativa ilustra a la perfección, la tensión entre la vista natural y la visión espiritual. El sirviente vio solo la amenaza del ejército Sirio, una realidad que le produjo un miedo abrumador. Eliseo vio el ejército celestial que es superior, una realidad que produce una paz y una autoridad inamovibles. El momento que lo cambia todo es la oración por ojos abiertos. Cuando la vista espiritual del sirviente fue activada, su miedo desapareció porque su perspectiva fue alterada permanentemente por una verdad aún mayor.
La poder transformador de la perspectiva espiritual
El Pastor Adeboye usa este devocional que concluye la serie, para demostrar las consecuencias capaces de alterar vitalmente, de la vista espiritual. La interpretación clave es que tu perspectiva determina tu experiencia. El sirviente y Eliseo estaban en las mismas circunstancias físicas, pero uno estaba aterrorizado y el otro estaba triunfante. La diferencia no estaba en donde se encontraban, sino en la su revelación. Lo que ves en el espíritu dictará si vivirás como víctima de tus circunstancias o como victorioso por encima de ellas.
De la defensa a la ofensa: La autoridad de la vista
La historia no termina con la desaparición del miedo del sirviente. El hecho de que Eliseo abriera sus ojos no solo le confortó sino que también le dio autoridad. Él pasó de una postura defensiva (estar rodeado( a una postura ofensiva (llevando a sus captores al cautiverio). Su oración porque el enemigo fuera cegado fue un acto de autoridad espiritual que fluyó de la percepción espiritual. Él entendió que la batalla se debía ganar en el reino espiritual antes de tomar cualquier acción en lo físico. Esto nos enseña que los ojos espirituales abiertos, dan a los creyentes la autoridad de desarmar y confundir las estrategias del enemigo, convirtiendo sus ataques en oportunidades para la gloria de Dios.
David contra Goliat: Un caso de estudio sobre realidades conflictivas
La historia de David y Goliat se presenta como otro ejemplo poderoso de dos perspectivas que chocan. Por 40 días, el ejército israelita vio un «gigante formidable». Sus ojos espirituales estaban cerrados, así que vieron solo su tamaño, su fuerza y sus armas. Ellos interpretaron la situación a través de la lente de su propia habilidad y fueron vencidos antes de empezar.
David, sin embargo, vio a un «hombre muerto». Sus ojos espirituales estaban abiertos, a´si que él vio como Goliat estaba desafiando a Dios, su inevitable derrota, y la gloria que Dios recibiría. Él interpretó la situación a través de la lente de la habilidad de Dios y corrió hacia la batalla. El gigante era el mismo, la diferencia era lo que cada una de las partes vio con su percepción espiritual.
El camino a una vista espiritual ininterrumpida
El devocional concluye con los requisitos esenciales para mantener unos ojos espirituales abiertos:
- Ríndete a Cristo: Este es el paso fundamental. Un espíritu que no está vivo en Cristo no puede percibir las coas del Espíritu (1 Corintios 2:14).
- Comunión con Dios de calidad: La vista espiritual no es un regalo que se de una, sino un sentido que se afilando, o agudizando constantemente. Se cultiva a través del tiempo en comunión, oración y meditación consistente y sin prisas en la palabra de Dios. Cuanto más miramos fijamente a Él, más clara se volverá nuestra visión espiritual (2 Corintios 3:18).
Una oración por Revelación
La oración final es una oración doble: para aquellos que no han visto aún, para que sus ojos sean abiertos, y para aquellos que ya han visto, para que reciban más revelación. Esto indica que la vista espiritual tiene grados. Siempre podemos ver más, entender más, y percibir más de las profundidades infinitas de Dios.
Ora esto:
«Señor, hago eco de la oración del salmista: Abre mis ojos! Estoy cansado de ver solo con mi visión natural, quiero contemplar las cosas maravillosas en Tu palabra y las realidades sobrenaturales a mi alrededor. Bautiza mi visión con Tu luz. Cuando me enfrente a circunstancias abrumadoras, ayúdame a ver Tus carros de fuego. Cuando me enfrente a gigantes, ayúdame a ver su derrota. Espíritu Santo, se mi maestro y mi guía. Afila mi sentido espiritual a través de la comunión constante contigo, para que mi perspectiva por defecto sea Tu perspectiva celestial, en el nombre de Jesús. «
Pasos de acción:
- Ora por vista cada día: Haz del Salmo 119:18 tu oración diaria antes de lear la biblia. Pídele al Espíritu Santo que ilumina verdades específicas y te muestre su aplicación.
- Analiza tu perspectiva: cuando sientas miedo, ansiedad o derrota, pregúntate: «¿Qué es lo que estoy viendo ahora mismo? ¿Cuál es la realidad natural?» Entonces ora, «Señor, muéstrame Tu realidad espiritual en esta situación.»
- Declara lo que ves: Como David, empieza a verbalizar la realidad espiritual que disciernes. Declara la victoria de Dios sobre los desafíos, no basándote en tus sentimientos, sino basándote en la verdad invisible que Él te muestra.
- Cultiva la comunión: Aparta tiempo cada día y cada semana para una profunda e ininterrumpida comunión con Dios. Esto no se trata de un devocional con prisas, sino en permanecer en Su presencia para ver Su rostro.
Recuerda: El campo de batalla de la vida se gana o se pierde primeramente en el reino de la vista. Tus ojos naturales siempre te mostrarán el ejército de tu enemigo y los gigantes. Tus ojos espirituales, cuando están abiertos por el Espíritu Santo, siempre te mostrarán la victoria que ya está asegurada por el Señor de los Ejércitos. Elige cual es la realidad que creerás. Elige ver lo invisible, y harás lo imposible.
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Amén