MEMORIZA: « Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.» 2 TIMOTEO 2:22
LEE: GÁLATAS 6:7
7 No os engañéis; Dios no puede ser burlado: pues todo lo que el hombre sembrare, eso también segará.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 Crónicas 11:1-12:18, Hechos 28:1-31
MENSAJE
Una de las armas que el diablo usa para distraer a muchas personas en el mundo hoy en día, es el sexo antes del matrimonio. El sexo antes el matrimonio ahora se presenta y se anima desde muchos medios, incluidos los libros, las revistas y las redes sociales, los dramas televisivos, etcétera. Incluso cuando no estás buscándolo aparecen banners inapropiados a veces en tu pantalla. Esto me hace recordad la pregunta de David en Salmos 119:9 «¿Cómo puede un joven limpiar sus caminos?»
Algunos jovenes piensas que son listos cuando se involucran en relaciones prematrimoniales y usan anticonceptivos para prevenir embarazos no deseados, olvidándose de que Dios no puede ser burlado. Si tú eres uno de ellos, ¿has considerado la posibilidad de contraer alguna enfermedad de transmisión sexual de tu compañero/a de sexo o la transmisión de maldiciones en el reino espiritual?
Cualquiera que se implica en el sexo antes o fuera del matrimonio solo está destruyendo su destino poco a poco, y esa persona no puede echarle la culpa a Dios cuando empiece a cosechar en el futuro, aquello que plantó. Si no te implicas en este acto impuro, te suplico que le pidas a Dios por la gracia para mantenerte firme. Sin embargo, si ya estás metido en ello, pídele a Dios que te perdone y te libere, y también toma pasos prácticos para dejar de hacerlo para siempre.
PUNTO CLAVE: El sexo antes o fuera del matrimonio puede truncar el destino de una persona.
COMPARTE EL DEVOCIONAL
Comparte el Devocional de los Cielos Abiertos, en tus redes sociales. Al hacerlo, que el Cielo honre todas tus peticiones, incluidas las que aún están pendientes, con respuestas divinas desde lo alto, en el poderoso nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Amén