Memoriza: «Entrad por sus puertas con acción de gracias, Por sus atrios con alabanza; Alabadle, bendecid su nombre.» Salmos 100:4
Lee: Salmos 100:1 – 5
Exhortación a la gratitud
Salmo de alabanza.
100 Cantad alegres a Dios, habitantes de toda la tierra.
2 Servid a Jehová con alegría;
Venid ante su presencia con regocijo.
3 Reconoced que Jehová es Dios;
Él nos hizo, y no nosotros a nosotros mismos;
Pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
4 Entrad por sus puertas con acción de gracias,
Por sus atrios con alabanza;
Alabadle, bendecid su nombre.
5 Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,
Y su verdad por todas las generaciones.
BIBLIA EN UN AÑO: Jueces 19:1-20:48, Juan 3:3
MENSAJE
Como hijo de Dios, necesitas aprender a ofrecer a Dios alabanzas cuando entras en Su presencia. En la tierra de los yorubas, hay una persona cuyo trabajo es alabar al rey, y siempre está a su lado. Esta persona estudia los cambios de humor del rey; si el rey está triste o confundido sobre un asunto, esta persona empieza a alabarle y recordarle como ha superado situaciones similares en el pasado. Por ejemplo, esta persona puede recordarle como luchó contra mil demonios o cómo cruzó cien océanos para liberar a su pueblo. Esta persona a veces pinta estas imágenes metafóricas (incluso si no se ajusta 100% a la realidad), solo para mejorar el ánimo del rey.
Mi madre solía usar esta táctica para conseguir que mi padre le diera los gastos de la matrícula de mi escuela. Él obviamente era pobre y no era un luchador, aún así mi madre le ensalzaba, diciendo que él había matado animales salvajes con sus manos, y que él solo había derribado a un ejército entero. El solía preguntarse, cuando y cómo eso había sucedido; sin embargo, esto siempre funcionaba como si fuera magia, en mi padre.
Cuando alabas y ensalzas a Dios desde lo más profundo de tu corazón, Él te responde con bendicioines, favor, misericordia y gozo, de tal forma que la gente empezará a preguntarse si eres el único que le sirve a Dios.
ACERTIJO: Menciona los nombres de dos personas en el libro de Hechos, que alabaron a Dios juntos hasta que fueron liberados de la prisión.
PUNTO CLAVE: La alabanza nunca falla.
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Amén