Memoriza: « Yo a la verdad os bautizo en agua para arrepentimiento; pero el que viene tras mí, cuyo calzado yo no soy digno de llevar, es más poderoso que yo; él os bautizará en Espíritu Santo y fuego.» Mateo 3:11
Lee: Lucas 1:26 – 38
Anuncio del nacimiento de Jesús
26 Al sexto mes el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, 27 a una virgen desposada con un varón que se llamaba José, de la casa de David; y el nombre de la virgen era María. 28 Y entrando el ángel en donde ella estaba, dijo: ¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres. 29 Mas ella, cuando le vio, se turbó por sus palabras, y pensaba qué salutación sería esta. 30 Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. 31 Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS. 32 Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; 33 y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. 34 Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. 35 Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. 36 Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; 37 porque nada hay imposible para Dios. 38 Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 Reyes 19 – 20
MENSAJE
Después de leer el título del tema de hoy, quizás te preguntes, ¿cómo me convierto en una vasija para honra? La respuesta simple es que necesitas al Espíritu Santo.
En 1 Samuel 16:1, 11 – 13, Dios le dijo a Samuel, «Te envío a la casa de Jesé porque quiero levantar una rey allí» Jesé no le presentó en un primer momento porque toda la familia creía que David no era el tipo de persona que se convertiría en rey. Sin embargo, tan pronto como llegó David, Dios dijo, «Ese es». Samuel derramó aceite sobre la cabeza de David, y la Biblia dice que el Espíritu de Dios vino sobre él. Cuando el Espíritu de Dios vino sobre el chico pastor de ovejas, se convirtió en quien Dios quería que fuera – un rey. Dios tiene un gran plan para tu vida, pero necesitas el poder del Espíritu Santo sobre tu vida para cumplirlo.
En 1 Samuel 10:6, Samuel le dijo a Saúl que el Espíritu de Dios vendría sobre él y él profetizaría; el Espíritu de. Dios convirtió a un chico normal en un profeta. En Jueces 13:1 – 25, un ángel le dijo a una mujer que ella iba a dar a luz a un hijo que sería juez en Israel. Después de que el hijo naciera, la Biblia dice que el Espíritu de Dios empezó a moverse en él. Cuando el Espíritu de Dios viene sobre alguien, la persona se convierte en quien Dios dice que será. En la lectura Bíblica de hoy, cuando el ángel le dijo a maría, «Tendrás un hijo, y Él será el hijo del Altísimo», ella preguntó, «¿Cómo puede ser esto sino he conocido a ningún hombre?» El ángel le dio la solución definitiva para los casos imposibles: El Espíritu Santo. Cuando el Espíritu Santo vino sobre ella, ella hizo lo imposible, ella concibió a Dios y lo trajo al mundo. Ella se convirtió en una vasija para honra porque el Espíritu Santo estaba sobre ella.
¿Estás batallando con el pecado? ¿Te resulta difícil pasar tiempo en la presencia de Dios? ¿Te falta el fuego y el sello para vivir una vida de santidad? ¿Sigues volviendo a tu vómito o tus adicciones? Clama por el poder del Espíritu Santo. El Espíritu Santo simboliza el fuego y cuando el fuego visita un lugar, nada vuelve a ser igual. Cuando el Espíritu Santo vino sobre Saulo, el perseguidor, él fue convertido en Pablo, el apóstol.
El Espíritu Santo santifica vasijas para el los propósitos más importantes del Padre, y tu necesitas convertirte en una vasija elegida para honra.
LLAMADA A LA ACCIÓN: Espíritu del Dios viviente, derrama tu unción fresca sobre mi y úsame para Tu gloria.
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Amén