Memoriza: «Bendito sea Jehová, Que no nos dio por presa a los dientes de ellos.» Salmos 124:6
Lee: Salmos 124:1 – 8
Alabanza por haber sido librado de los enemigos
Cántico gradual; de David.
124 A no haber estado Jehová por nosotros,
Diga ahora Israel;
2 A no haber estado Jehová por nosotros,
Cuando se levantaron contra nosotros los hombres,
3 Vivos nos habrían tragado entonces,
Cuando se encendió su furor contra nosotros.
4 Entonces nos habrían inundado las aguas;
Sobre nuestra alma hubiera pasado el torrente;
5 Hubieran entonces pasado sobre nuestra alma las aguas impetuosas.
6 Bendito sea Jehová,
Que no nos dio por presa a los dientes de ellos.
7 Nuestra alma escapó cual ave del lazo de los cazadores;
Se rompió el lazo, y escapamos nosotros.
8 Nuestro socorro está en el nombre de Jehová,
Que hizo el cielo y la tierra.
BIBLIA EN UN AÑO: Deuteronomio 28 – 29
MENSAJE
Cuando era profesor en la universidad de Ilorin, después de mis clases de la mañana, dejaba el campus y volvía a casa para comer y relajarme, antes de mis clases de la tarde. También servía como el pastor de la Iglesia Cristiana Redimida de Dios de la parroquia de Ilorin, así que nuestro salón estaba siempre lleno de gente. Una tarde, después de comer, me acosté en el sofá del salón para descansar antes de volver para mis clases de la tarde. Cerré mis ojos para que la gente que había a mi alrededor, viera que estaba durmiendo y no me molestaran.
Mientras que estaba acostado, alguien me tomó de los brazos y las piernas y se inclinó como para besarme. Al principio, pensé que era mi esposa, pero entonces me di cuenta de que, cualquiera que pudiera tomar mis manos y mis pies al mismo tiempo debía de ser mucho más alto y fuerte que mi esposa. Abrí mis ojos de inmediato, y el ser (realmente no puedo describir lo que era) desapareció. Me pregunté qué era lo que acababa de ocurrir, pues tenía una sensación de frío corriendo por mi espalda. Me espabilé y me fui a mis clases. Mientras que estaba en el campus, empecé a experimentar un terrible dolor de estómago, lo cual paso a ser diarrea y vómitos. Cuando volví a casa, prácticamente tuve que arrastrarme desde el coche a baño. Entonces, pregunté «Señor, ¿porqué me está pasando esto a mi?» y Él respondió. «Solo quería que tuvieras una idea de las batallas que lucho por ti de las que no eres consciente» Inmediatamente después de que Él dijera eso, el dolor de estómago, la diarrea y los vómitos pararon.
No tienes ni idea de hasta que punto Dios te protege, mientras que vas por ahí haciendo tus actividades diarias. Quizás pienses que vas y vuelves a casa a salvo porque eres muy cuidadoso, o porque eres un buen conductor, pero créeme, lo cuidadoso que eres, o tu habilidad para la conducción no pueden salvarte de un accidente que el diablo a planeado; solo Dios puede garantizar tu seguridad. Si piensas que estás rodeado por personal de seguridad, ¿qué pasará cuando se enfrenten a un grupo terrorista con armas más sofisticadas que las de ellos? Por eso Salmos 127:1 dice que el que vigila lo hace en vano si el Señor no está vigilando la ciudad.
Algunas personas han pasado por la misma ruta o camino que tú y han sido secuestrados. También, el mismo tiempo de comida que comes es lo que ha causado la muerte a otros. Debes de estar constantemente agradecido por tu seguridad; no estarías vivo sin Él (Lamentaciones 3:22).
LLAMADA A LA ACCIÓN: Hoy es mi cumpleaños; por favor, dale gracias a Dios por mi porque Él realmente ha sido fiel conmigo.
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Amén