Memoriza: «porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree.» Romanos 10:4
Lee: Romanos 8:1 – 11
Viviendo en el Espíritu
8 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.
9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él. 10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros.
BIBLIA EN UN AÑO: Deuteronomio 1 – 2
MENSAJE
«En sus días será salvo Judá, e Israel habitará confiado; y este será su nombre con el cual le llamarán: Jehová, justicia nuestra.» – Jeremías 23:6
Jehová Tsidkenu significa «el Señor nuestra justicia». Toda nuestra justicia viene de Dios; Él es la Fuente y Estándar de justicia. Si no eres justo delante a Sus ojos, entonces no eres justo. El mundo no es nuestro modelo estándar; el Señor lo es.
Una vez que te conviertes en hijo de Dios, Él pone Su Espíritu en ti, y empieza a trabajar en ti para cumplir Su perfecta voluntad (Filipenses 2:13). Él empieza a guiarte y mostrarte la forma correcta de hacer las cosas.
Antes de entregar mi vida a Cristo, y ser santificado, mi corazón estaba tan duro que ni siquiera sabía lo que significaba llorar. Por ejemplo, yo era el hijo favorito de mi padre biológico porque era su último hijo, y yo realmente le quería también, pero cuando murió, no lloré. Sin embargo, cuando el Espíritu Santo vino a mi, Él hizo mi corazón tierno. Él me enseñó como mi corazón debía ser, y la forma correcta de responder a las cosas. Ahora, cuando veo a la gente llorar, las lágrimas a menudo empiezan a llenar mis ojos también. Ya no soy una persona de corazón duro, porque el Espíritu Santo me ha mostrado, y sigue mostrándome, la manera justa, amorosa y compasiva, en la que mi Padre celestial hace las cosas.
Saber que Dios es tu justicia, te hará libre de tratar de complacerle con tu poder. La Biblia dice que, no es con poder ni fuerza, sino por el Espíritu del Señor (Zacarías 4:6). Nuestro Padre es un buen Padre, Él nos muestra Sus caminos y nos da Su Espíritu para ayudarnos a seguirlos de manera perfecta. No se trata de cuantas leyes y mandamientos puedas guardar, sino de cómo de entregado estás al Espíritu Santo.
La Biblia deja claro que Cristo ha sido hecho para nosotros, sabiduría, justicia, santificación y redención (1 Corintios 1:30). Puesto que Cristo se ha vuelto nuestra justicia, ya no podemos vivir por nosotros mismos. Cuando nos revestimos del Señor Jesucristo, que es nuestra justicia, recibimos el poder de Su Espíritu, para dejar de darle lugar a l carne, para cometer pecado (Romanos 13.14).
PUNTO DE ORACIÓN: Cuando entregas tu vida a Cristo, Él se convierte en tu justicia, y Él te da el Espíritu Santo para guiarte.
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Amén