Memoriza: «Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar.» 1 Timoteo 5:17
Lee: 2 Reyes 4:8 – 17
Eliseo y la sunamita
8 Aconteció también que un día pasaba Eliseo por Sunem; y había allí una mujer importante, que le invitaba insistentemente a que comiese; y cuando él pasaba por allí, venía a la casa de ella a comer. 9 Y ella dijo a su marido: He aquí ahora, yo entiendo que este que siempre pasa por nuestra casa, es varón santo de Dios. 10 Yo te ruego que hagamos un pequeño aposento de paredes, y pongamos allí cama, mesa, silla y candelero, para que cuando él viniere a nosotros, se quede en él.
11 Y aconteció que un día vino él por allí, y se quedó en aquel aposento, y allí durmió. 12 Entonces dijo a Giezi su criado: Llama a esta sunamita. Y cuando la llamó, vino ella delante de él. 13 Dijo él entonces a Giezi: Dile: He aquí tú has estado solícita por nosotros con todo este esmero; ¿qué quieres que haga por ti? ¿Necesitas que hable por ti al rey, o al general del ejército? Y ella respondió: Yo habito en medio de mi pueblo. 14 Y él dijo: ¿Qué, pues, haremos por ella? Y Giezi respondió: He aquí que ella no tiene hijo, y su marido es viejo. 15 Dijo entonces: Llámala. Y él la llamó, y ella se paró a la puerta. 16 Y él le dijo: El año que viene, por este tiempo, abrazarás un hijo. Y ella dijo: No, señor mío, varón de Dios, no hagas burla de tu sierva. 17 Mas la mujer concibió, y dio a luz un hijo el año siguiente, en el tiempo que Eliseo le había dicho.
BIBLIA EN UN AÑO: Levítico 1:1-3:17, Marcos l:12
MENSAJE
En 2 Reyes 1:9 – 15, Elías estaba sentado en la cima de una montaña cuando un rey envió a 50 soldados armados y a un capitán para arrestarle. Físicamente, él parecía indefenso, pero cuando trataron de arrestarle, él hizo descender fuego del cielo para quemarles vivos. Cuando el rey envió otros 50 soldados con su capitán, ello también fueron quemados vivos. El rey no se rindió, y envió otra tanda de 50 soldados con su capitán. Cuando ellos llegaron a la montaña donde estaba Elías, y vieron las cenizas de los soldados que habían ido anteriormente, que habían sido consumidos por el fuego, la Biblia dice que el capitán se postró de rodillas y suplicó al hombre de Dios que le perdonara. El ángel de Dios entonces habló a Elías y le dijo, «Puedes ir con él» Lo que hizo el caso del último capitán diferente es su honra. Él fue capaz de tener éxito, en la tarea en la que los anteriores soldados y capitanes habían fracasado, porque honró al hombre de Dios.
No menosprecies al ungido de Dios, hombre o mujer; pues puede que lo pages con tu vida. En 2 Reyes 2:23 – 24, cuando algunos niños se burlaron de Eliseo, ellos acabaron siendo devorados por los osos. Cuando otros se están burlando de los hombres de Dios, nunca te juntes con ellos para hacer lo mismo.
ACERTIJO: ¿Quien tuvo la oportunidad de matar al ungido de Dios pero se negó a hacerlo?
PUNTO CLAVE: Cuando honras al hombre o mujer de Dios, estás honrando a su Dios.
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Amén