Memoriza: « y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios.» Hechos 3:8
Lee: Hechos 3:1 – 11
Curación de un cojo
3 Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración. 2 Y era traído un hombre cojo de nacimiento, a quien ponían cada día a la puerta del templo que se llama la Hermosa, para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. 3 Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. 4 Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. 5 Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. 6 Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. 7 Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y tobillos; 8 y saltando, se puso en pie y anduvo; y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. 9 Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. 10 Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa; y se llenaron de asombro y espanto por lo que le había sucedido.
Discurso de Pedro en el pórtico de Salomón
11 Y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, todo el pueblo, atónito, concurrió a ellos al pórtico que se llama de Salomón.
BIBLIA EN UN AÑO: 2 Corintios 10 – 13
MENSAJE
Como mencionamos en la enseñanza de ayer, Dios te creó para Su deleite (Apocalipsis 4:11), y Él creó cada parte de tu cuerpo específicamente, para un propósito. Ayer, enseñé sobre el propósito de Dios para tus manos, y hoy, estaré enseñando sobre los pies.
Una de las principales razones por las que Dios creó tus pies es para que puedas danzar para Él. Salmos 150:4 dice:
«Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y flautas.»
Dios espera de ti que uses tus pies para danzar por Él. En la lectura Bíblica de hoy, un hombre nació cojo, y aunque siempre estaba sentado en la entrada del templo, y podía escuchar las alabanzas de dentro, él no podía bailar. En ese preciso día, él les pidió a los apóstoles limosna, pero Dios había preparado que sus pies finalmente pudieran ser capaces de danzar para Él. Él no consiguió el dinero que pidió, pero Pedro le llevó de la mano, y los huesos de sus tobillos recibieron fuerzas. La Biblia dice que él entró con ellos al templo, caminando, saltando, y alabando a Dios. Que tú siempre tengas una razón para danzar, en el nombre de Jesús.
Si quieres saber cómo de importante es el danzar para Dios, debes de leer 2 Samuel 6:14 – 23. En ese pasaje, David estaba danzando para Dios, pero su mujer le reprendió porque pensó que él se había puesto en ridículo danzando así sin ningún pudor. Dios estaba tan enfadado con ella, que como resultado, ella nunca tuvo un hijo hasta su muerte. No importa lo importante que seas en la vida, debes siempre de asegurarte de que usas tus pies para danzar para Aquel que te levantó.
Hace muchos años, estábamos en una reunión de pastores. Durante la sesión de alabanza, cerré mis ojos para evitar distracciones, mientras danzaba para el Rey de reyes. Uno de los hombres de Dios necesitaba mi atención para algo, pero él no podía porque mis ojos estaban cerrados. Cuando finalmente abrí mis ojos, él dijo, «Mírate, ¿no sabes que eres el Pastor General?» Le ignoré porque estaba danzando para Aquel que me hizo Pastor General, y seguiré danzando para Él hasta mi último aliento.
Asegúrate de que siempre muestras gratitud a Dios por medio de alabanzas y danzas para Él. De esta forma, Él continuará levantándote, y nunca dejarás de experimentar la belleza de Su salvación (Salmos 149:3 – 4).
LLAMADA A LA ACCIÓN: Toma por lo menos cinco minutos para bailar para Dios hoy, y haz de esto una práctica habitual.
COMPARTE EL DEVOCIONAL
Comparte el Devocional de los Cielos Abiertos, en tus redes sociales. Al hacerlo, que el Cielo honre todas tus peticiones, incluidas las que aún están pendientes, con respuestas divinas desde lo alto, en el poderoso nombre de nuestro Señor Jesucristo.
Amén