Memoriza: «Caerán a tu lado mil, Y diez mil a tu diestra; Mas a ti no llegará.» Salmos 91:7
Lee: Salmos 91
Morando bajo la sombra del Omnipotente
91 El que habita al abrigo del Altísimo
Morará bajo la sombra del Omnipotente.
2 Diré yo a Jehová: Esperanza mía, y castillo mío;
Mi Dios, en quien confiaré.
3 Él te librará del lazo del cazador,
De la peste destructora.
4 Con sus plumas te cubrirá,
Y debajo de sus alas estarás seguro;
Escudo y adarga es su verdad.
5 No temerás el terror nocturno,
Ni saeta que vuele de día,
6 Ni pestilencia que ande en oscuridad,
Ni mortandad que en medio del día destruya.
7 Caerán a tu lado mil,
Y diez mil a tu diestra;
Mas a ti no llegará.
8 Ciertamente con tus ojos mirarás
Y verás la recompensa de los impíos.
9 Porque has puesto a Jehová, que es mi esperanza,
Al Altísimo por tu habitación,
10 No te sobrevendrá mal,
Ni plaga tocará tu morada.
11 Pues a sus ángeles mandará acerca de ti,
Que te guarden en todos tus caminos.
12 En las manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
13 Sobre el león y el áspid pisarás;
Hollarás al cachorro del león y al dragón.
14 Por cuanto en mí ha puesto su amor, yo también lo libraré;
Le pondré en alto, por cuanto ha conocido mi nombre.
15 Me invocará, y yo le responderé;
Con él estaré yo en la angustia;
Lo libraré y le glorificaré.
16 Lo saciaré de larga vida,
Y le mostraré mi salvación.
BIBLIA EN UN AÑO: Daniel 8:1-27, 1 Juan 2:1-17
MENSAJE
Hace tiempo, Dios decidió darme un atisbo de las batallas que Él lucha por mi, de las que yo no soy consciente. Yo era profesor en la universidad de Illorin en ese tiempo, y una tarde, me fui a casa como de costumbre, me terminé mi comida y me tumbé en el sofá para descansar. No quería dormir, pero cerré mis ojos porque no quería que me molestaran, pues ya era un pastor, y mi sala de estar siempre estaba concurrida. De repente, sentí como si alguien viniera hacia mi. La persona tomó mis manos y mis piernas y me acercó hacia ella para besarme. Al principio pensé que era mi esposa, pero después se me ocurrió que, si alguien podía tomar mis manos y mis piernas al mismo tiempo, tendría que ser una persona realmente alta y fuerte. Inmediatamente abrí mis ojos y la persona desapareció. Después de este incidente, sentí una sensación fría, pero me olvidé de ello y me fui a mis clases de la tarde.
Después, empecé a vomitar y tenía diarrea. Conduje de vuelta a casa, y prácticamente tuve que arrastrarme para salir del coche y llegar a casa. Estaba en el baño cuando clamé, «Padre, ¿qué es esto? Soy tu hijo; ¿Cómo me puede pasar esto a mi?» Dios respondió, «Hijo, solo quería que te hicieras una idea de las batallas invisibles que estoy luchando por ti constantemente» Inmediatamente después, la diarrea y los vómitos pararon.
Hay muchas batallas que Dios lucha por ti, de las que tu no tienes ni idea. Muchas de esas batallas tienen lugar mientras duermes, estudias, viajas o incluso mientras te relajas. Así pues, estás en un error si piensas que estás vivo por tu propio poder. Por lo tanto, agradece a Dios cada día por todo lo que Él hace por ti.
PUNTO CLAVE. Dios siempre está luchando tus batallas
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Amén