Memoriza: «El que guarda su boca guarda su alma; Mas el que mucho abre sus labios tendrá calamidad.» Proverbios 13:3
Lee: Proverbios 17:27 – 28
27 El que ahorra sus palabras tiene sabiduría;
De espíritu prudente es el hombre entendido.
28 Aun el necio, cuando calla, es contado por sabio;
El que cierra sus labios es entendido.
BIBLIA EN UN AÑO: Romanos 4 – 7
MENSAJE
El don de la profecía es especial. Es un gran honor que Dios elija a alguien como vasija que Él pueda usar para hablarle y comunicar Sus pensamientos en. cuanto a distintas situaciones. Sin embargo, debe aplicarse una gran sabiduría cuando se usa el don de profecía.
Primeramente, no todo lo que Dios te dice debes de decírselo a los demás. Hay ciertas cosas que dios te dice que son solo para tus oídos. Si te emocionas tanto que empiezas a contarlas a gente con la que Él no te ha permitido compartirlo, quizás causas más daño que bien. A Dios le gusta compartir secretos con aquellos que están cerca de Él. Si Él te cuenta un secreto, debes de preguntarle si está bien que tu lo compartas con alguien. En el momento en el que Él te cuenta un secreto, y tú se lo dices a alguien con quien Él no te ha permitido compartirlo, Él quizás deje de hablarte.
Debes de tener en cuenta que el don de profecía no debe de ser usado para presumir de tu intimidad con Dios. Las profecías deben de de manejarse con mucho cuidado, porque algunas personas quizás no puedan recibir, entender e interpretar correctamente, lo que Dios está diciendo.
Cuando Dios te cuenta algo sobre una persona en particular, no debes de decirlo en público, a menos que Él, específicamente te pida que lo hagas. Si la persona de la que Él te habló es una figura pública, busca una forma de enviarle el mensaje que Dios te dio, a él o ella en privado. Cuando Dios le dijo a Samuel que el Rey Saúl le había ofendido, Samuel no lo anunció a todo el reino. Nuestro Dios no es un chismoso. Si él te da una información de alguien, no es para que la discutas con todo el mundo. Debes de prestar mucha atención a esto, especialmente cuando la profecía no es una buena. Incluso si esa persona hubiera recibido tu profecía con buen espíritu, el escucharlo en público puede ponerle a él o ella a la defensiva, y en ese caso, el objetivo de la profecía sería derrotado. También, Dios puede cambiar de opinión sobe esa persona si él o ella empieza a hacer lo correcto, como vemos en Isaías 38:1 – 5. Si en vez de decírselo a la persona en privado, lo anuncias en público a todo el mundo, si Dios cambia de opinión, estarás solo para defender lo que habías profetizado.
Se lento para hablar (Santiago 1:19). Pídele a Dios sabiduría sobre como manejar las cosas que Él te revela.
PUNTO CLAVE: No todo lo que Dios te dice es para todos los públicos.
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Amén