LA SANTIDAD ES FÁCIL

Memoriza: «sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir» 1 Pedro 1:15

Lee: 1 Pedro 1:13 – 16

Llamamiento a una vida santa

¹³ Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado; ¹⁴ como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; ¹⁵ sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; ¹⁶ porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo.

BIBLIA EN UN AÑO: Ezequiel 16:42-17:24, Hebreos 8:1-13

MENSAJE

Muchos Cristianos piensan que es muy difícil y casi imposible vivir en santidad. Pero por lo contrario, esto es muy posible. La Biblia dice en el versículo 15 de la lectura Bíblica de hoy que debes de ser santo en todas tus conversaciones – no en algunas, sin en TODAS.

Dios quien te creó, sabe que puedes vivir en santidad; de lo contrario, Él no hubiera incluido esta instrucción en la Biblia. Una vida de santidad es una vida de total devoción y obediencia a Dios.

Uno de los llamados más importantes que Dios pone en los corazones de los Cristianos es el llamado a ser santo, a vivir en santidad. Como Cristiano, debes de vivir tu vida en contraste con lo que el mundo cree que es bueno. Para vivir en santidad, debes de fijar tu mira en las cosas celestiales y no dejarte distraer por los placeres de la vida. Tus pensamientos debe de ser santos porque toda acción empieza con un pensamiento. También, ten cuidado y estate alerta para que puedas resistir cuando seas tentado. Puedes ser santo porque tu Padre celestial lo es.

PUNTO CLAVE: Es fácil vivir una vida de santidad cuando pones tu mirada en las cosas celestiales.

COMPARTE EL DEVOCIONAL
Comparte el Devocional de los Cielos Abiertos, en tus redes sociales. Al hacerlo, que el Cielo honre todas tus peticiones, incluidas las que aún están pendientes, con respuestas divinas desde lo alto, en el poderoso nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Amén