Memoriza:“Jehová peleará por vosotros, y vosotros estaréis tranquilos.” Éxodo 14:14
Lee: 1 Reyes 15:1 – 6
Reinado de Abiam
15 En el año dieciocho del rey Jeroboam hijo de Nabat, Abiam comenzó a reinar sobre Judá, 2 y reinó tres años en Jerusalén. El nombre de su madre fue Maaca, hija de Abisalom. 3 Y anduvo en todos los pecados que su padre había cometido antes de él; y no fue su corazón perfecto con Jehová su Dios, como el corazón de David su padre. 4 Mas por amor a David, Jehová su Dios le dio lámpara en Jerusalén, levantando a su hijo después de él, y sosteniendo a Jerusalén; 5 por cuanto David había hecho lo recto ante los ojos de Jehová, y de ninguna cosa que le mandase se había apartado en todos los días de su vida, salvo en lo tocante a Urías heteo. 6 Y hubo guerra entre Roboam, y Jeroboam todos los días de su vida.
Lee: 2 Crónicas 13:12
12 Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis.
BIBLIA EN UN AÑO: Isaías 30:12-33:9 Gálatas 5:1-12
MENSAJE
El reinado de Abiam estuvo repleto de guerras, porque él trató de reclamar las diez tribus del norte de Israel como parte de su reino. Una de las cosas que le dio la victoria en la batalla en contra de su enemigo fue que él mantuvo el pacto de Israel con Dios mientras que las otras tribus se deshicieron de los Levitas y le dieron a la gente la libertad de adorar – para convertirse en sacerdotes de falsos dioses si querían.
Dios estaba orgulloso del Rey Abiam, quien realmente le honró manteniéndose justo. Él dijo. “Y he aquí Dios está con nosotros por jefe, y sus sacerdotes con las trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis.” – 2 Crónicas 13:12
No te involucres en luchas innecesarias cuando satanás te ataca; simplemente honra a Dios viviendo una vida de santidad, y te darás cuenta de que ya no necesitas levantar un dedo, porque Dios mismo luchará por ti.
CONFESIÓN: Recibo la gracia para mantenerme justo todos los días de mi vida, en el nombre de Jesús.
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Amén