Devocional Cielos Abiertos

NO PUEDES ESCONDERTE DE DIOS

Memoriza: Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” Hebreos 4:13

Lee: Salmos 139:1 – 19

Omnipresencia y omnisciencia de Dios

Al músico principal. Salmo de David.

139 Oh Jehová, tú me has examinado y conocido.

Tú has conocido mi sentarme y mi levantarme;

Has entendido desde lejos mis pensamientos.

Has escudriñado mi andar y mi reposo,

Y todos mis caminos te son conocidos.

Pues aún no está la palabra en mi lengua,

Y he aquí, oh Jehová, tú la sabes toda.

Detrás y delante me rodeaste,

Y sobre mí pusiste tu mano.

Tal conocimiento es demasiado maravilloso para mí;

Alto es, no lo puedo comprender.

¿A dónde me iré de tu Espíritu?

¿Y a dónde huiré de tu presencia?

Si subiere a los cielos, allí estás tú;

Y si en el Seol hiciere mi estrado, he aquí, allí tú estás.

Si tomare las alas del alba

Y habitare en el extremo del mar,

10 Aun allí me guiará tu mano,

Y me asirá tu diestra.

11 Si dijere: Ciertamente las tinieblas me encubrirán;

Aun la noche resplandecerá alrededor de mí.

12 Aun las tinieblas no encubren de ti,

Y la noche resplandece como el día;

Lo mismo te son las tinieblas que la luz.

13 Porque tú formaste mis entrañas;

Tú me hiciste en el vientre de mi madre.

14 Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras;

Estoy maravillado,

Y mi alma lo sabe muy bien.

15 No fue encubierto de ti mi cuerpo,

Bien que en oculto fui formado,

Y entretejido en lo más profundo de la tierra.

16 Mi embrión vieron tus ojos,

Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas

Que fueron luego formadas,

Sin faltar una de ellas.

17 ¡Cuán preciosos me son, oh Dios, tus pensamientos!

¡Cuán grande es la suma de ellos!

18 Si los enumero, se multiplican más que la arena;

Despierto, y aún estoy contigo.

19 De cierto, oh Dios, harás morir al impío;

Apartaos, pues, de mí, hombres sanguinarios.

BIBLIA EN UN AÑO: Ezequiel 44 – 46

MENSAJE

Un pastor, una vez, llevó a una mujer a una habitación de hotel. Antes de entrar en la habitación, miraron alrededor para asegurarse de que nadie les veía. Cuando estaban dentro de la habitación, la mujer estaba inquieta y le dijo al pastor antes de marcharse, “Antes de entrar, miramos a derecha e izquierda para asegurarnos de que nadie nos veía, pero no miramos hacia arriba… Dios puede vernos”. Créeme, no hay lugar al que los ojos Dios no puedan llegar. No importa lo bien que algunas personas piensen que pueden esconder sus pecados, no pueden esconder ni siquiera el más pequeño de ellos de Dios. Si nadie puede esconder sus pecados de Dios, esto significa que nadie puede eluidr las consecuencias de sus pecados. En vez de intentar esconder los pecados que puedas haber cometido, ¿por qué no cambias tu forma de actuar?

La razón por la que muchas personas esconden sus pecados, es que quieren aparentar ante todos que son justos. La cuestión es, ¿están siendo justos para la gente o para Dios? ¿Será la gente la que les juzgue en el último día o Dios mismo? Son como estudiantes que pretenden ser estudiosos poniendo sus libros en frente de ellos cada vez que sus padres están cerca, pero que nunca leen sus libros. Cuando llegan los exámenes, ellos suspenden, e incluso los mismos padres frente a los que pretendían ser lo que no eran, les llamarán fracasados. Cuando suceda el arrebatamiento, la misma gente frente a la que aparentaban ser lo que no son, verán lo que realmente son y sus secretos saldrán a la luz. En vez de aparentar delante de gente que no es relevante para tu destino eterno, es mejor que consigas la salvación real, para que Aquel que te juzgará pueda ver que realmente has nacido de nuevo.

Si eres un verdadero hijo de Dios, y estás escondiendo tus pecados y aparentando ante la gente, estoy seguro de que el Espíritu Santo te está diciendo que dejes de pretender y dejes de cometer esos pecados. No ignores la voz del Espíritu Santo; escucha y obedece. Dios quiere tener misericordia de ti, y Él te dará la gracia para vivir una vida verdaderamente santa, pero tienes que arrepentirte de corazón de tus pecados.

Si sigues albergando cualquier forma de pecado en tu vida, decídete ahora a arrepentirte y dejar atrás esos pecados. Puedes decir esta oración corta: “Señor Jesús, siento haberme enredado en el pecado, estoy listo para vivir una vida verdaderamente en santidad, ayúdame Señor, y no permitas que yo vuelva a alejarme de Ti nunca más, en el nombre de Jesús, he orado”

PUNTO CLAVE: Es imposible engañar a Dios; Él te ve como realmente eres.

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Amén