Devocional Cielos Abiertos

TRABAJANDO PARA DIOS

Memoriza: « Entonces le dijeron: ¿Qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?» Juan 6:28

Lee: Hebreos 6:9 – 14

Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persuadidos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así. 10 Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún. 11 Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la esperanza, 12 a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las promesas.

13 Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pudiendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo, 14 diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.

BIBLIA EN UN AÑO: Ezequiel 16 – 17

MENSAJE

Cuando nací de nuevo en la Iglesia Cristiana Redimida de Dios, a aquellos que servían en la iglesia, no les llamaban obreros, les llamaban Hijos de Dios. Había una razón para esto. Cuando un hijo llega a la casa de su padre y ve que las cosas no están en el lugar en el que deberían de estar, de forma natural, empieza a poner las cosas en orden. Sin embargo, cuando un visitante va a esa misma casa, simplemente buscará un sitio donde sentarse y se quedará ahí. Si ves a Dios como tu padre, siempre que llegues a Su casa, harás lo que puedas para hacer que las cosas funcionen sin problemas. No irías a la casa de tu padre sin preocuparte de la perspectiva y el avance del lugar.

Hay muchos beneficios en ser un obrero en la casa de Dios. Uno de ellos lo encontramos en 2 Timoteo 2:6:

«El labrador, para participar de los frutos, debe trabajar primero.»

Porque eres un labrador, uno que está cultivando en la tierra para producir frutos para todos, serás el primer partícipe de aquellos frutos. En otras palabras, cuando trabajas para hacer que los servicios se desarrollen sin problemas, serás el primer partícipe de las bendiciones y milagros que sucedan en esos servicios. Nadie trabaja para Dios sin conseguir una recompensa. Hebreos 6:10 dice claramente:

«Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.»

Dios nunca olvidará cualquier obra que hagas por amor a Él. Dios decretó en Levítico 19:13 que a ningún obrero se le negará su salario. ¿Piensas que Él no te recompensará por trabajar directamente con Él? Tu salario, cuando trabajas para Él incluye, protección, provisión, una mente sana, liberación, contestaciones rápidas a tus oraciones, y mucho más. Aunque está bien que una iglesia emplee o pague a profesionales para algunos servicios, siempre le digo a los miembros de la iglesia que insisten en cobrar una tarifa por los servicios prestados sin ser empleados por la iglesia, que ellos no deberían de esperar nada de parte de Dios, ya que no pueden ser pagados dos veces por el mismo servicio. Como obrero en la iglesia, una vez que insistes en que se te paga un dinero por cualquier servicio que prestas en la iglesia, te has convertido a ti mismo en un comerciante en su casa, y ya no eres un hijo.

REFLEXIÓN: ¿Eres realmente un hijo de Dios, o simplemente un visitante en Su casa?

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Amén