Memoriza: «Entonces clamaréis a Jehová, y no os responderá; antes esconderá de vosotros su rostro en aquel tiempo, por cuanto hicisteis malvadas obras.» Miqueas 3:4
Lee: Isaías 59:1 – 2
Confesión del pecado de Israel
59 He aquí que no se ha acortado la mano de Jehová para salvar, ni se ha agravado su oído para oír; 2 pero vuestras iniquidades han hecho división entre vosotros y vuestro Dios, y vuestros pecados han hecho ocultar de vosotros su rostro para no oír.
BIBLIA EN UN AÑO: Jeremías 37 – 39
MENSAJE
Cuando rocías polvo extintor sobre el fuego, este se apaga. De la misma manera, ciertas cosas actúan como extintores de la oración. Si esas cosas existen en nuestras vidas, no conseguiremos respuestas a nuestras oraciones, porque las oraciones se extinguirán antes de llegar a Dios.
El pecado es la primera cosa que extingue nuestras oraciones desde el momento que éstas salen de nuestra boca. David dijo en Salmos 66:18;
«Si en mi corazón hubiese yo mirado a la iniquidad, El Señor no me habría escuchado.»
Si el pecado está en tu corazón, extinguirá tu oración, y Dios no la escuchará, incluso si gritas todo lo que puedas mientras estás orando. En Isaías 59:1 – 2, la Biblia dice que el pecado crea una gran distancia entre Dios y nosotros, de tal forma, que Él no puede escucharnos, ni tampoco Su mano puede alcanzarnos.
Incluso cuando un verdadero hombre o mujer de. Dios ora por un pecador, la oración será extinguida por los pecados del pecador, a no ser que él o ella se arrepienta. Hace muchos años, cuando la congregación no era tan grande como ahora, y aún podía imponer las manos sobre todos los asistentes, una mujer vino a uno de nuestros servicios del Espíritu Santo. Ella había estado casada por muchos años y no había tenido hijos. Le dijeron que yo tenía una unción especial para la fertilidad. Impuse mis manos sobre ella durante el servicio, y ella cayó bajo la unción. Sin embargo, meses después, aún seguía sin concebir. Ella volvió quejándose, «Me dijeron que cuando tú impusieras tus manos sobre mi, me caería, y después podría tener hijos, pero a día de hoy, sigo sin tener hijos». Pensé que ella necesitaba una dosis extra de la unción y estaba a punto de orar por ella de nuevo cuando Dios me dijo, «Hijo, pregúntale cuantos amantes tiene». Fue difícil hacerle esa pregunta, pero me las arreglé para usar las palabras correctas. Ella contestó que tenía seis amantes. Yo exclamé «Ah, y aún así esperas que mi Dios conteste a tu oración!?» Sí, dijo ella. Oré por ella e impuso mis manos, pero su pecado extinguió las oraciones.
Examina tu vida antes de orar, para asegurarte de que no tienes ningún pecado en tu corazón, porque si el pecado está presente, tus oraciones serán en vano. Arrepiéntete del pecado primero, y después puedes estar seguro de que Dios contestará tus oraciones. La única oración que Dios escuchará de un pecador, es la oración de arrepentimiento de sus pecados, porque, hasta que el pecado no desaparezca de la vida de esa persona, Dios no le escuchará (Isaías 59:1 – 2).
PUNTO CLAVE: El pecado extingue las oraciones.
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Amén