Memoriza: «Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, este lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.» Juan 15:5
Lee: Jueces 16:20 – 21
20 Y le dijo: ¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y luego que despertó él de su sueño, se dijo: Esta vez saldré como las otras y me escaparé. Pero él no sabía que Jehová ya se había apartado de él. 21 Mas los filisteos le echaron mano, y le sacaron los ojos, y le llevaron a Gaza; y le ataron con cadenas para que moliese en la cárcel.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 Samuel 18:5-19:24 Juan 8:31-59
MENSAJE
La lectura Bíblica de hoy nos cuenta la historia de Sansón, que venció a todo un ejército con la quijada de un asno. Sansón era realmente fuerte; sin embargo, su fuerza no venía de él sino de Dios. Se esto porque cada vez que la Biblia habla de sus logros, empieza con: «Y el Espíritu del Señor vino sobre Sansón» (Jueces 14:5 – 6:14)
Un día, él fue capturado por los filisteos, y dijo, «Me levantaré y me escaparé como otras veces…» Sin embargo, él no sabía que el Espíritu de Dios le había abandonado. Muchas personas son como Sansón, se olvidan de que sus talentos y dones fueron provienen de Dios. Por lo tanto, cuando hacen algo muy bien y la gente les admira, se llevan todo el crédito en vez de darle la gloria a Dios.
Aprende de Herodes, a quien se le comieron los gusanos (Hechos 12:21 – 23). Nunca te olvides de que la fuente de tus dones y habilidades es Dios. Así pues, resiste la urgencia de darte el crédito a ti mismo, de lo contrario, otra persona pronto te reemplazará.
PUNTO CLAVE: Cuando la gente te elogie, devuélvele la gloria a Dios