Memoriza: « ¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?» 1 Corintios 6:19
Lee: 1 Corintios 3:16 – 17
16 ¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 17 Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 Crónicas 7 – 9
MENSAJE
«Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser, espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor Jesucristo.» 1 Tesalonicenses 5:23
El versículo anterior nos dice claramente que Dios quiere que tu espíritu, alma y cuerpo sean preservados sin mancha hasta Su venida. Esto se opone a lo que muchos dicen sobre que Dios solo se preocupa de nuestro espíritu y nuestra alma, y no de nuestro cuerpo. Dios se preocupa de tu cuerpo y Él quiere que esté sin mancha. Él se preocupa por cómo te vistes (1 Timoteo 2:9), cómo usas tu cuerpo (1 Corintios 9:27) y si te pones un tatuaje o no (Levítico 19:28). Él se preocupa por tu cuerpo tanto como se preocupe de tu alma.
La verdad es que el estado de tu alma determinará el estado de tu cuerpo. Lo que está dentro se mostrará en el exterior. Hace muchos años, invité a algunos ministros a enseñar en el Colegio de la Iglesia Cristiana Redimida de Dios. Ellos le dijeron a los estudiantes que yo era demasiado legalista poniendo restricciones en cuanto a cómo usaban sus cuerpos y que Dios solo se preocupaba del alma. Para cuando volví a la clase, los estudiantes ya creían a la gente que había invitado. Tenía que convencerles de lo contrario, así que traje dos naranjas. Una naranja estaba amarilla y la otra verde, levanté las dos naranjas en la clase y pregunté, «¿Cuál de estas naranjas está madura?» Todos señalaron la amarilla. Pregunté de nuevo, «¿Cómo lo sabéis?» Ellos dijeron que era obvio por su aspecto exterior que la naranja amarilla estaba madura por dentro. Con eso, les dije, «Si dices tener a Cristo en tu interior, pero no se muestra en tu exterior, es muy posible que no tengas a Cristo en tu interior»
Tanto si nos gusta como si no, la gente mira tu apariencia exterior y saca conclusiones sobre tu Cristianidad basándose en lo que te ven hacer con tu cuerpo. Si te pareces a la gente del mundo, creerán que eres simplemente como ellos y que no hay nada especial en ti. No escucharán el evangelio cuando lo estés predicando si te vistes de manera indecorosa. No hagas que alguien le de la espalda al evengelio por culpa de tu apariencia, mantén tu cuerpo inpoluto.
REFLEXIÓN: ¿Puede la gente decir que has nacido de nuevo solo con mirarte?