Devocional Cielos Abiertos

AGITA EL DON

Memoriza: « Por lo cual te aconsejo que avives el fuego del don de Dios que está en ti por la imposición de mis manos.» 2 Timoteo 1:6

Lee: 2 Reyes 2:13 – 25

13 Alzó luego el manto de Elías que se le había caído, y volvió, y se paró a la orilla del Jordán. 14 Y tomando el manto de Elías que se le había caído, golpeó las aguas, y dijo: ¿Dónde está Jehová, el Dios de Elías? Y así que hubo golpeado del mismo modo las aguas, se apartaron a uno y a otro lado, y pasó Eliseo.

15 Viéndole los hijos de los profetas que estaban en Jericó al otro lado, dijeron: El espíritu de Elías reposó sobre Eliseo. Y vinieron a recibirle, y se postraron delante de él. 16 Y dijeron: He aquí hay con tus siervos cincuenta varones fuertes; vayan ahora y busquen a tu señor; quizá lo ha levantado el Espíritu de Jehová, y lo ha echado en algún monte o en algún valle. Y él les dijo: No enviéis. 17 Mas ellos le importunaron, hasta que avergonzándose dijo: Enviad. Entonces ellos enviaron cincuenta hombres, los cuales lo buscaron tres días, mas no lo hallaron. 18 Y cuando volvieron a Eliseo, que se había quedado en Jericó, él les dijo: ¿No os dije yo que no fueseis?

19 Y los hombres de la ciudad dijeron a Eliseo: He aquí, el lugar en donde está colocada esta ciudad es bueno, como mi señor ve; mas las aguas son malas, y la tierra es estéril. 20 Entonces él dijo: Traedme una vasija nueva, y poned en ella sal. Y se la trajeron. 21 Y saliendo él a los manantiales de las aguas, echó dentro la sal, y dijo: Así ha dicho Jehová: Yo sané estas aguas, y no habrá más en ellas muerte ni enfermedad. 22 Y fueron sanas las aguas hasta hoy, conforme a la palabra que habló Eliseo.

23 Después subió de allí a Bet-el; y subiendo por el camino, salieron unos muchachos de la ciudad, y se burlaban de él, diciendo: ¡Calvo, sube! ¡calvo, sube! 24 Y mirando él atrás, los vio, y los maldijo en el nombre de Jehová. Y salieron dos osos del monte, y despedazaron de ellos a cuarenta y dos muchachos. 25 De allí fue al monte Carmelo, y de allí volvió a Samaria.

BIBLIA EN UN AÑO: 2 Samuel 4 – 7

MENSAJE

Hay muchas personas que han recibido la importación de la unción de Dios, sin embargo, los milagros aún no suceden a través de ellos. Cuando una persona recibe la unción, se quede dormida en la persona hasta que es agitada. Cuando Eliseo obtuvo el manto de Elías, siguió siendo una simple pieza de ropa hasta que la usó para golpear el río y pidió que el río se partiera.

Una vez fui a una reunión de Kenneth Hagin en Tulsa, Estados Unidos, y vi una fuerte demostración del poder de Dios. Estaba decidido a conocerle, y por la gracia de Dios pude hacerlo. Él me preguntó, «Joven, ¿qué es lo que quieres?» Yo le contesté, «Señor, quiero todo lo que hay en ti que te ha hecho quien eres» Después de atender a todos los demás en su oficina, él vino a mi y dijo, «Joven, arrodíllate». Me arrodillé y vi sus dos grandes manos viniendo a mi cabeza – esa es la última cosa que recuerdo. para cuando volví en si, estaba en el suelo, y él estaba arrodillado a mi lado con sus manos en mi cabeza mientras que oraba furiosamente en lenguas.

Cuando volvimos a Nigeria, le supliqué a mi Padre en el Señor, el Superintendente General de la Iglesia Cristiana Redimida de Dios, que me dejara poner a la gente en fila para que yo orara por ellos. En esos días, nosotros no orábamos por nadie, todo el mundo oraba por sí mismo. Mi padre en el Señor me dejó, y así, durante el servicio de la tarde ese domingo, pusimos a la gente en fila. Algunas personas que habían estado en Tulsa conmigo vieron que la gente se caía al suelo cuando Kenneth Haig imponía sus manos sobre ellos, así que, vinieron y se pusieron detrás de la gente que estaba en fila para sostenerles si se caían. Impuse las manos sobre la primera persona, pero no cayó. No estaba desanimado porque sabía que, que la gente se caiga al suelo no es necesariamente un indicador de que los milagros han sucedido. Sin embargo, para cuando llegué a la séptima persona, alguien cayó bajó la unción. Después de eso, otras dos personas también cayeron. Agite el don que había recibido y entonces lo vi obrando poderosamente.

Si te han impuesto las manos, o has sido ungido por un hombre o mujer de Dios, no es tiempo de relajarse. La impartición quedará dormida si no la usas. Busca oportunidades para orar por la gente y avivar el don. La primera persona por la que ores quizás no se sane de inmediato, sin embargo, sigue agitando el don, y pronto, lo verás obrando poderosamente.

PUNTO CLAVE: Deberías tener sed por la unción, y si ha has recibido una impartición, Dios está esperando a que tu la agites.