Memoriza: «Dios, Dios mío eres tú; De madrugada te buscaré; Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, En tierra seca y árida donde no hay aguas,» Salmos 63:1
Lee: Salmos 63: 1 – 8
Dios, satisfacción del alma
Salmo de David, cuando estaba en el desierto de Judá.
63 Dios, Dios mío eres tú;
De madrugada te buscaré;
Mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,
En tierra seca y árida donde no hay aguas,
2 Para ver tu poder y tu gloria,
Así como te he mirado en el santuario.
3 Porque mejor es tu misericordia que la vida;
Mis labios te alabarán.
4 Así te bendeciré en mi vida;
En tu nombre alzaré mis manos.
5 Como de meollo y de grosura será saciada mi alma,
Y con labios de júbilo te alabará mi boca,
6 Cuando me acuerde de ti en mi lecho,
Cuando medite en ti en las vigilias de la noche.
7 Porque has sido mi socorro,
Y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
8 Está mi alma apegada a ti;
Tu diestra me ha sostenido.
BIBLIA EN UN AÑO: 1 Samuel 4 – 7
MENSAJE
La historia que compartimos ayer me recuerda a tres chicos de Uganda que conocí en el programa Cristiano en Kenia. Aquellos chicos probablemente estaban más hambrientos por Dios que todos los que estábamos en ese programa. Durante los descansos, mientras todo el mundo estaba comprando sandwiches, aquellos tres chicos se sentaban juntos, cantando alabanzas a Dios. Les pregunté porque nunca comían como todos los demás, y ellos respondieron que la comida no les preocupaba. Primeramente, no tenían dinero para comprar comida. En segundo lugar, ellos dijeron que estaban orando para volver a casa a salvo y que no les arrestaran o incluso fueran ejecutados por el décimo dictador de Uganda cuando volvieran. Por tres días, ellos no habían comido nada y simplemente estaban felices de estar ahí. El resto de mi estancia, lo poco que tenía, lo compartí con ellos. Les dije que me escribieran cuando volvieran a casa a salvo, y para la gloria de dios, lo hicieron.
Tu hambre por Dios tiene que ser tanta que ni recuerdes comer cuando es el momento de buscarle a Él. Tienes que estar tan hambriento por Dios que estás deseando arriesgar tu vida para conocerle más. Me maravillo cada vez que anunciamos un ayuno, y algunas personas empiezan a murmurar. No están hambrientos por Dios lo suficiente como para ayunar por unos pocos días al año para acercarse más a Él.
En los años 70, solía juntarme con algunos jóvenes de la Iglesia Cristiana Redimida de Dios en un lugar llamado «Campamento Juvenil». El alojamiento y la comida normalmente estaban incluidos cuando pagábamos por el lugar, pero la gente no solía preocuparse por comer después de las sesiones. Yo normalmente tenía que suplicarles que comieran para que la comida no se echara a perder. No se preocupaban mucho por la comida, solo querían la palabra de Dios Jeremías 15:16 dice:
«Fueron halladas tus palabras, y yo las comí; y tu palabra me fue por gozo y por alegría de mi corazón; porque tu nombre se invocó sobre mí, oh Jehová Dios de los ejércitos.»
¿Cuáles son las cosas por las que estás hambriento? ¿Comida, fama, dinero? Ponlas todas a un lado y deja que tu hambre y sed cada día sea por Dios. Mateo 6:33 dice:
«Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas.»
Amado, por favor, ordena tus prioridades. DAvid, en nuestra lectura Bíblica de hoy dijo, que su alma buscaría intensamente de Dios. ¿Puedes decir tu lo mismo?
PUNTO DE ORACIÓN: Padre, que haya un hambre insaciable de Ti en mi corazón.